Por Carlos
Arbía - El Gobierno puso en marcha desde
la semana pasada el último tramo de negociaciones técnicas con el staff de
técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) para tratar de llegar en los próximos
días a un entendimiento que pueda ser discutido durante diciembre en el Congreso
de la Nación. En ese sentido, el ministro de Economía, Martín Guzmán, ya le informó a sus
colaboradores que el acuerdo se firmará antes de navidad.
Así,
el Gobierno espera poder enmarcar ese consenso con el staff del organismo sobre
las proyecciones económicas plurianuales con un apoyo parlamentario de
la oposición y también de empresarios y gremios.
En
ese aspecto hay que destacar que el ministro de Economía, Martín Guzmán, será
recibido este miércoles por la conducción de la CGT en un encuentro en el cual
se analizará el "plan plurianual" que el Gobierno nacional
presentará en el Congreso y la negociación con el FMI.
La
reunión entre el titular del Palacio de Hacienda y la dirigencia sindical
encabezada por los secretarios generales Héctor Daer (Sanidad), Pablo Moyano
(Camioneros) y Carlos Acuña (Estaciones de Servicios) se desarrollará a partir
de las 18, en el emblemático salón Felipe Vallese, de la sede cegetista,
ubicada en Azopardo 802.
Desde
la consultora MS plantean que luego de las elecciones legislativas, la política
y la economía entraron en zona de definiciones. Vienen meses donde:
1- El
oficialismo tendrá que reorganizarse para gobernar los dos años que le quedan
de mandato.
2- El
Gobierno tendrá que llegar a un acuerdo por la deuda con el FMI o, caso
contrario, entrar en incumplimiento de los pagos.
3- El
Ministerio de Economía y el BCRA deberán ajustar el esquema cambiario (cómo
mínimo cuantitativamente el crawling peg) porque el actual no es prolongable
por mucho más tiempo.Con respecto a lo cambiario, se empiezan a percibir
definiciones.
Hay que destacar que esta
semana la reacción de los mercados financieros ha sido muy negativa con
respecto a la lectura de la tercera Carta de la vicepresidenta Cristina
Fernández de Kirchner. Con un riesgo país que subió esta semana y ya supera los 1.900 puntos
básicos y con los bonos de la deuda reestructurada que siguen cayendo y se
encuentran en valores de paridad promedio entre los 25 a 30 dólares, la
respuesta de los mercados locales y de Wall Street ha sido muy categórica hasta
ahora.
"La
nueva carta de la Vicepresidente reafirma la incertidumbre. Por un lado,
la carta formaliza que ella se corre de la escena, que 'la lapicera la tiene el
Presidente'. Pero, por otro lado, deja entrever que mantiene el poder de veto,
explícitamente en la cuestión económica y particularmente ante un eventual
acuerdo con el FMI. Sería algo así como: '…vayan y acuerden, pero ojo, no
firmen cualquier cosa, no se comprometan a los ajustes típicos del Fondo…'.
Otro test político para la coalición gobernante son las definiciones cambiarias
por venir: ¿habrá un respaldo contundente cuando 'se toquen algunos botones' de
la política cambiaria?", explica el economista Carlos Melconian.
El
gran problema que observan la mayoría de los economistas consultados por
iProfesional es la falta de unidad y de criterio dentro del equipo
ministerial. Un ejemplo es lo que ocurrió con la medida que elimina las cuotas
con tarjetas de crédito para realizar pagos al exterior. La gran duda es si el
directorio del BCRA la aprobó a solas sin consultar al equipo económico por el
escasísimo nivel de reservas netas.
La
vocera presidencial Gabriela Cerruti salió a minimizar la medida y dijo que era
"puntual y momentánea", el Ministro de Desarrollo
Productivo Matías Kulfas la apoyó al manifestar "que viajen los
ricos con sus propios dólares"; otro ministro, el de Seguridad,
Aníbal Fernández, dijo que se iba a corregir, mientras que Guzmán y su par de
Turismo y Deportes, Matías Lamens, no emitieron siquiera una opinión.
Esta
semana en un evento organizado por el CIPEC se observó conversar al ministro
del Interior Eduardo "Wado" de Pedro con el economista del FMI
residente en la Argentina. El jamaiquino Trevor Alleyne, quien de todas formas
está a punto de abandonar sus funciones, ya que será reemplazado a fin de año
por el inglés Ben Kelmanson, quien fue uno de los hombres más consultados por
empresarios presentes, aunque su involucramiento en la negociación en marcha es
menor.
La
preocupación principal de los empresarios es cómo hará el Gobierno para poder reestructurar un
calendario de vencimientos de deuda por unos u$s45.000 millones hasta
el 2024 previsto en el acuerdo firmado en 2018.
Lo
concreto es que el BCRA termina siendo una especie de víctima de la
descoordinación del oficialismo y la situación se agrava al enviar ayer un
comunicado descartando la posibilidad de un corralito a los depósitos en
dólares para desmentir un fake news salida de un estudio jurídico con fuertes
lazos con la oposición.
El
cierre de un nuevo acuerdo con el FMI y la solución al problema cambiario
necesitan no solo de una modificación de varios aspectos de una macroeconomía
muy desbalanceada sino también de una especie de paraguas político para poder
amortiguar el efecto de un futuro ajuste de la economía que tendrá que llegar no más allá del 31 de marzo
próximo. En esa fecha se acabarán los aproximadamente 5.000 millones de
dólares de reservas liquidas que tiene el BCRA en la actualidad.
Desde
la semana pasada se percibe por primera vez una decisión de las autoridades
económicas de comenzar a avanzar y en ese camino está la aprobación de pagar el
próximo 22 de diciembre el vencimiento de la cuota con el FMI de unos u$s1.900
millones. El mismo se pagará con lo que resta de los DEGs que la Argentina
recibió del FMI por el aumento de la cuota a los países por la pandemia.
El
total fue el equivalente en DEGs a unos 650.000 millones de dólares y la
Argentina recibió unos u$s4.300 millones y ya se usaron unos u$s1.900 millones
para pagar el vencimiento del 22 de noviembre pasado.
El
calendario de pagos con el FMI apura y la crisis cambiaria sigue en ebullición.
Por ahora no se observa una corrida de depósitos en pesos que suman el
equivalente de unos u$s35.000 millones al tipo de cambio paralelo y solo una
pequeña salida de los depósitos en dólares que totalizan unos u$s15.000
millones.
Los
pedidos del FMI
Es muy probable que, sin un
acuerdo rápido con el FMI, la situación económica tienda a ser muy
inestable y los depósitos puedan comenzar a caer más rápidamente, tanto los
nominados en pesos como los nominados en dólares. La intención del Gobierno es
dar pasos rápidos, pero en diciembre el Congreso debería aprobar el
nuevo Presupuesto Plurianual 2022 que presentara el ministro Martin Guzmán.
Esa
es la gran duda, en particular porque la composición de fuerzas mostrará un
cambio muy importante en el senado donde el oficialismo perdió la mayoría
mientras que en diputados la situación no es tan difícil para poder aprobarlo.
El
problema es que diciembre es un mes de poca actividad en el FMI por las
vacaciones de invierno y las fiestas. Por lo que pudo saber iProfesional, el
FMI pedirá una especie de programa macroeconómico en particular sostenible
pero no solicitará un fuerte ajuste fiscal ya que no ve un escenario
apto como para poder realizarlo. La inflación anual supera el 50 por ciento y
la pobreza está por encima del 40 por ciento.
Las
autoridades del FMI buscarán lo que llaman desde Washington una especie de
"Programa Conservador Consistente" que pueda cerrar. Desde el FMI
sostienen que hay una condición necesaria que es cerrar un acuerdo lo más
rápido posible pero lo más relevante será acordar e instrumentar
un programa macro que mínima y gradualmente comience
a reducir los desequilibrios fiscales, monetarios y cambiarios para
a la larga converger en una estrategia desinflacionaria pero que llevará varios
meses.
Habrá
que pasar un verano tal vez muy pesificado con mucha gente viajando por todas
las provincias y sacándose rápidamente todos los pesos de encima en la medida
que la inflación siga subiendo. Con el peligro que una cuarta ola de Covid 19
aparezca en el horizonte mundial y local.
Es
probable que el FMI no paute metas tan duras de entrada como ocurrió con Grecia
en 2018 pero sí una corrección macro convergente y cumplible. El FMI no le
pedirá en 2022 a la Argentina un déficit fiscal primario casi cero, emisión
monetaria casi cero y que el dólar "valga lo que tenga que valer" y
no demandará reformas estructurales profundas de cumplimiento inmediato como
pedía en ocasiones anteriores.
Probablemente,
de entrada, pedirá dos cosas que están relacionadas con las políticas macro
fondomonetaristas históricas e irrenunciables: que el BCRA reduzca la emisión
de pesos para que el Tesoro deje de financiar por esa vía el déficit fiscal y
que el BCRA empiece a acumular reservas internacionales y deje de vender tantos
dólares subsidiados, como por ejemplo el dólar solidario a 175 pesos, mientras
el paralelo vale más de 200 pesos.
Entre
las premisas más importantes es probable que los técnicos del FMI
pidan reducir el déficit fiscal primario 2022 y en particular
los subsidios. Una baja de un punto del déficit fiscal se podría lograr
eliminado los subsidios a las tarifas de transporte luz y gas, pero estás
tendrían que aumentar por lo menos un 100 por ciento.
En este tipo de acuerdos el
FMI arma una especie de matriz fiscal que combina subas anuales de ingresos y
gastos y seguramente pedirá que los ingresos suban más rápido que el gasto
primario en 2022, de forma tal que el déficit
primario se reduzca en términos nominales contra los casi 1,5 billones de pesos
que mostrara el 2021 y tal vez busque con una especie de zona confortable
llegar a un billón de pesos de déficit primario.
Para
mejorar los ingresos no se debería descarta que el Gobierno proponga en el 2022
mantener el Impuesto a la Riqueza por el que recaudo este año unos
300.000 millones de pesos.
Pero
es probable que el FMI no acepte que un eventual ajuste y el consecuente menor
financiamiento monetario del BCRA para el Tesoro quede supeditado exclusivamente
a una promesa de mayor recaudación producto de un hipotético crecimiento
económico. Los técnicos solicitaran que el déficit fiscal primario no se podrá
seguir financiando con emisión monetaria, como en 2020 y 2021.
En
este caso se impondría una política monetaria más restrictiva, con una suba de
tasas de interés que a larga sean positivas con respecto a la inflación que
tendrán consecuencias negativas sobre el crédito y la actividad económica.
"En
un escenario de contracción económica, muchos actores del mercado tendrán que
vender dólares para pagar los sueldos, aguinaldos y financiar el capital de
trabajo de la empresa para poder llevar adelante las ventas de fin de año.
Todos los diciembre sucede lo mismo, no es el mejor mes para que suba el dólar
blue, en enero y febrero se jugará otro partido", comenta
a iProfesional el economista Salvador Di Stéfano.
Y
agrega: "Con respecto a la premisa de comenzar a acumular reservas
internacionales y no regalarlas a cualquier precio aquí se mezcla la
política monetaria con la política cambiaria. Es probable que como en todo
programa los técnicos del FMI planteen una especie de piso de reservas
internacionales netas del BCRA".
Esto
implicara lisa y llanamente que el BCRA tendrá un limitante para vender dólares
en el mercado cambiario y esto tiene que ver con el considerable atraso
cambiario ya que el staff del FMI les ha confirmado a las autoridades
económicas que este programa macroeconómico que se podría instrumentar
considera reducir el atraso del dólar oficial como ocurrió en este año donde la
tasa de devaluación mensual es del 1 por ciento mientras que la inflación
supera el 3 por ciento mensual.
"El
BCRA permitió en los últimos días un nivel de depreciación mayor del tipo de
cambio mayorista que administra al ritmo que tenía antes de las elecciones
legislativas. A lo largo del año el dólar de referencia para el comercio
exterior tuvo una actualización menor a la que tuvo la inflación. Según la
estimación presupuestaria, el mayorista podría avanzar hasta los $102,4, es
decir un peso y medio más en comparación con los niveles actuales. Para algunos
analistas, un crawling peg (ritmo de depreciación)
por encima de la inflación ayudaría a recortar la brecha "por
abajo" sin necesidad de un salto devaluatorio", sostienen desde MS.
Por
lo tanto, no será nada sencillo acumular reservas con el actual nivel de
importaciones aun con cepo salvo que se produzca un salto exportador como en
2021 por el aumento de las exportaciones de soja y de su precio en el mercado
internacional que por ahora no se observa.
Para
que las importaciones no suban o bajen, tendrían que acomodarse al alza tipo de
cambio oficial y/o a la baja el nivel de actividad. Por consiguiente, acumular
reservas en 2022 no sería gratis e implicaría altos costos para
la sociedad en su conjunto.
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