Por Juan Strasnoy
Peyre
- Miguel Pesce apagó en noviembre su aspiradora de pesos, que
había funcionado a destajo durante los cuatro meses previos para esterilizar
parte de los pesos emitidos para financiar al Tesoro. Ayudado por el salto en el endeudamiento neto en el mercado que
consiguió la Secretaría de Finanzas, el mes pasado el Banco Central no
reabsorbió liquidez a través de la colocación de Pases y Leliq a los bancos y,
por el contrario, convalidó un muy leve desarme del stock de esos pasivos
remunerados del 0,3%. Se trató del primer retroceso mensual desde junio.
El
stock conjunto de Pases y Leliq terminó noviembre en $4,43 billones, unos
$13.568 millones por debajo del récord que había alcanzado en octubre. Los
pasivos remunerados son instrumentos de regulación monetaria que el BCRA le coloca a los
bancos para administrar el dinero en circulación. A cambio, paga una tasa
nominal anual a las entidades financieras del 38% por las Leliq, del 36,5% por
los Pases a siete días y del 32% por los Pases a un día. El mes pasado, el
monto desembolsado en intereses superó los $130.000 millones.
Durante
la campaña presidencial, Alberto Fernández se
había comprometido a reducir el peso de las Leliq. La expansión de la bola de
nieve de los pasivos remunerados del BCRA había sido una de las marcas
registradas de la gestión de Cambiemos, como parte de un modelo que estimulaba
el ingreso de capitales de corto plazo para hacer carry trade (la famosa
bicicleta financiera). Pero la pandemia truncó los planes oficiales. El shock
de emisión monetaria que tuvo que realizar para financiar las medidas
sanitarias y el paquete de asistencia (IFE, ATP) llevó al Central a incrementar
el ritmo de esterilización de los pesos inyectados para evitar presiones
adicionales sobre el dólar.
Esta
estrategia, que el Central denominó de “prudencia monetaria”, cobró particular
fuerza este año. Tras una primera mitad de 2021 de marcada disciplina fiscal,
la mayor estacionalidad del gasto en el segundo semestre y el impacto de las
tensiones financieras en un menor ratio de renovación de la deuda del Tesoro
hicieron que la asistencia del BCRA al fisco se acelerara entre julio y
octubre. Así, la autoridad monetaria encendió a tope la aspiradora de pesos: en
octubre, por caso, incrementó 6% el stock de pasivos remunerados, que alcanzó
el récord de $4,44 billones. Por todo esto, el pago acumulado de intereses por
los Pases y las Leliq cerrará el año en torno a los $1,3 billones. Como
contrapartida, indujo una contracción de la base monetaria superior al 10%
interanual en términos reales.
En
noviembre, algunos factores permitieron que el BCRA le diera descanso a la
aspiradora. Superados los meses de vencimientos más exigentes, Finanzas logró
incrementar el fondeo neto en el mercado de deuda en pesos a $141.000 millones,
el segundo mayor del año y más de cinco veces superior al promedio de los
últimos cuatro meses. Eso hizo que la cartera que conduce Martín Guzmán necesitara una
menor asistencia del Central para cubrir el déficit mensual: con datos hasta el
29 de noviembre (aún no está disponible el del 30), Pesce había enviado
$130.000 millones al Tesoro en concepto de adelantos transitorios, muy por
debajo de los $352.712 millones que le había girado en octubre.
Paradójicamente,
también “colaboró” la venta de alrededor de u$s890 millones que realizó el BCRA
en el mercado cambiario oficial para sostener el ritmo de depreciación en
momentos de estacionalidad desfavorable para el flujo de divisas. Es que esto
implicó un drenaje de reservas y, al mismo tiempo, implicó la absorción de unos
$90.000 millones. Así, el BCRA evitó esterilizar vía Pases y Leliq, aunque dejó
subir la base monetaria en $126.853 millones o 4,2% (alrededor de un punto por
encima de la inflación mensual estimada, a diferencia de los meses previos en
los que retrocedía en términos reales).
Durante
noviembre el BCRA absorbió $103.801 millones vía Leliq, lo que implicó elevar
su stock 4,8% hasta los $2,26 billones. En cambio, desarmó $117.396 millones de
Pases, por lo que su stock se redujo 5,1% hasta los $2,16 billones.
El
desarme mensual conjunto del 0,3% es un número marginal. Pero permite
vislumbrar el sendero que planea el Central hacia delante para reducir la bola
de pasivos remunerados si las cosas se dan como espera: a medida que se recorte
la emisión para cubrir las necesidades fiscales, una de las principales
exigencias del FMI en el último tramo de la negociación, la intención oficial
es dejar de renovar los intereses abonados y luego avanzar en un lento desarme
de las Leliq y los Pases. Según argumentó en su último Informe de Política
Monetaria, eso se daría en un contexto en que el crecimiento de la actividad
“daría lugar a una mayor demanda de saldos monetarios reales”.
En
ese sentido y en términos estratégicos, Pesce señaló el miércoles ante la UIA
que el BCRA tiene “la idea de cambiar el modo de hacer política monetaria”.
Como ya había adelantado Ámbito, dijo que la entidad planea pasar de la
“utilización de sus propios instrumentos” (Pases y Leliq) al uso de
instrumentos de mercado para administrar la liquidez de la economía, como hace
la mayoría de bancos centrales del mundo, y “cumplir el rol de prestamista de
última instancia”.
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