Por
Sofía Diamante - En los últimos 16 años, hubo tres gobiernos distintos, pero la
Argentina mantuvo un patrón: hubo cuatro canjes de deuda. Estos fueron en 2005,
2010, 2016 y 2020. La reestructuración del año pasado sirvió para canjear bonos
que habían sido emitidos en los años previos, como canje de la deuda en default
de 2001. Ahora, cuando faltan tres años para que comiencen de nuevos los
vencimientos de deuda importantes, el mercado anticipa que la Argentina podría
encaminarse a una nueva reestructuración.
La
explicación está en que con un riesgo país de más de 1800 puntos, los mercados
de crédito internacionales están prácticamente cerrados para el país. Nadie le
quiere prestar dinero a la Argentina a menos que pague una tasa de interés en
dólares de inferior a 18%. Esto afecta no solo al gobierno de turno, sino a
todas las empresas que operan en el país y quieren buscar financiamiento para
proyectos locales. Por ejemplo, a YPF le cuesta conseguir inversores privados
que financien las operaciones en Vaca Muerta, pese a que ya está demostrada la
productividad en gas y petróleo que tiene el reservorio.
Ningún
país paga su deuda, todos la refinancian. Así funcionan los mercados de
capitales. La mayoría de los países logran refinanciar sus obligaciones de
manera voluntaria, mientras que otros deben negociar canjes. Al tener el
mercado de capitales cerrado, Gabriel Torres, analista de riesgo soberano para
la Argentina de Moody’s, proyecta que el país podría entrar en default en 2024.
“Los
precios de los bonos están bajos y los spreads están altísimos. El mercado da
por descontado que la Argentina tendrá que reestructurar su deuda nuevamente y
nosotros estamos de acuerdo: mantenemos la calificación de la Argentina en un
nivel que es consistente con el default”, indicó Torres, ayer, en una
conferencia de prensa.
Al
explicar el por qué de esta situación, dijo que el país tiene una cantidad de
deuda en dólares con vencimientos a partir de 2024 que son imposibles de pagar
si no se pueden refinanciar. “Hoy, es imposible hacerlo si la Argentina no
tiene acceso a los mercados. Si esto no cambia, llegado el momento irá a un
default”, advirtió.
En
este sentido indicó que un programa con el FMI cumple dos funciones: ayuda al
país a despejar los vencimientos de corto plazo y obliga a diseñar un plan
económico para los próximos años. Sin embargo, señaló que el plan es una
condición necesaria pero no suficiente para que cambie el humor del mercado
hacia el país. “Es posible que haya una reacción positiva inicial. Simplemente,
porque antes no había un acuerdo, pero la gran pregunta es si se cumple ese
plan, si es consistente. Va a requerir algún proceso de consolidación fiscal en
medio de la elección presidencial de 2023, ¿lo hará el Gobierno? Si se cumple a
través del tiempo, irá bajando el riesgo país. Es el paso más importante: que
se cumpla y se mantenga”, enfatizó.
“Si
se miran los datos fiscales de este año son mejores a los de 2020, y están a la
par de muchos otros países. Ha caído el uso del Banco Central para financiarse.
En cualquier otro país, esto sería visto como algo positivo. Pero como el
Gobierno no da señales de que eso sea parte de un plan integral, no hay
confianza en que se continuará este mecanismo de consolidación fiscal de manera
consistente”, agregó Torres.
Fitch
Ratings, otra calificadora de riesgo, también tiene a la Argentina con una nota
CCC, que significa “que un default es una posibilidad significativa”, según
explicó Todd Martínez, Senior Director, a la nacion. “El mes pasado tuvimos un
comité en el cual reafirmamos una calificación de CCC para la Argentina.
Nuestra percepción es de riesgo de default si las cosas continúan como están.
No basta un acuerdo con el FMI: debe estar acompañado con un buen plan
económico y un progreso de ese plan”, indicó.
Martínez
señaló que, si bien la Argentina no tiene vencimiento de capital de sus bonos
en moneda extranjera, sí tiene de intereses, que podrían ser complicados de
pagar con reservas casi nulas. “El país tiene que aumentar sus reservas
internacionales porque empieza a haber vencimientos y hoy parece casi imposible
que la Argentina pueda lograr un superávit fiscal tan grande como para cancelar
la deuda”, comentó.
“Probablemente,
a partir de 2024 o 2025, cuando los vencimientos lleguen a niveles altos, la
Argentina pueda reacceder a los mercados. Luce difícil, porque hoy es muy
costoso el mercado de deuda. La Argentina tendrá que lograr un ajuste fiscal
importante para que los mercados financieros estén más cómodos con la
Argentina”, recomendó.
Más
optimista fue Daniel Marx, exsecretario de Finanzas, quien dijo que, si bien la
Argentina enfrenta problemas, la diferencia respecto de otras situaciones es
que no hay vencimientos de deuda con los bonistas en el corto plazo. “Todavía
no sabemos quién será presidente en 2023, pero antes de eso tenemos el año
2022, y los problemas que hay hoy no van a esperar hasta 2023 y 2024, habrá que
enfrentarlos hoy. O nos enterramos más o hay que empezar a solucionarlos. Este
año se navegó parte por la pandemia, pero mucho por los precios de las
commodities y el reparto de los derechos especiales de giro [DEG, el dinero del
Fondo]. El año que viene algo habrá que hacer, porque no se pueden afrontar los
vencimientos con el FMI”, dijo el director de Quantum Finanzas.
En
este sentido, dijo que hasta 2024 falta tiempo y “ya más de una vez ocurrió que
las circunstancias cambian y lo que hoy parece muy difícil, mañana es posible y
pasado es una realidad”.ß
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