Por
Pablo Wende - En enero se cumplirán 20 años de una frase que repercutió durante
muchos años: “Los carpinteros norteamericanos no tienen por qué financiar
el déficit de los argentinos”. Fue pronunciada a principios de 2002 por el
entonces secretario del Tesoro norteamericano, Paul O´Neil, cuando se negociaba
un paquete de rescate para la Argentina luego de la explosión de la
convertibilidad. Aquella expresión tiene hoy más actualidad que nunca y es
fundamental para entender las dificultades que enfrenta el Gobierno para
avanzar en un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario.
Por
entonces gobernaba en Estados Unidos el republicano George Bush. Ahora en
cambio hay un gobierno demócrata, pero no cambia demasiado las cosas. No hubo
un solo gesto amistoso de Joseph Biden a favor de la Argentina, más
allá de un diálogo de compromiso que no duró más de un minuto en la reunión del
G-20.
Para
colmo de males, el número dos del Tesoro norteamericano, David Lipton,
viene de quemarse con la Argentina. Era el representante norteamericano ante el
FMI cuando el organismo aprobó el préstamo récord de USD 57.000 millones en
mayo de 2018. Pero él siempre se mostró en contra de otorgarlo y criticó
duramente a Donald Trump por haberlo impulsado con un objetivo para nada
oculto: favorecer la reelección de Mauricio Macri.
En
2018 Lipton, de filiación demócrata, era el número 2 del FMI. Hoy es asesor de
la número 1 del Tesoro de EEUU en temas internacionales
Tanto
las declaraciones públicas de Lipton como la de la titular del Tesoro, Janet
Yellen, no han mostrado hasta ahora ni una pizca de compresión respecto a las
dificultades que enfrenta la Argentina para poner su economía en
orden. Las últimas expresiones oficiales del FMI reflejan en buena medida
esta postura inflexible, no sólo del staff del organismo sino del directorio,
liderado por Estados Unidos.
En
diez días, además, se conocerá el resultado de la Evaluación ExPost del FMI en
relación al desembolso récord que recibió la Argentina. La mayoría de los
máximos responsables del organismo ya perdieron sus puestos a causa de aquella
decisión. ¿Quién se va a querer jugar ahora en firmar un acuerdo a diez
años sin las mínimas garantías de repago?
El
comunicado del Fondo, divulgado el viernes a la tarde sobre el cierre de los
mercados bursátiles, tuvo una particularidad: no fue acompañado por un mensaje
similar y explícito del ministerio de Economía, como es costumbre en estas
circunstancias. ¿Significa que no hubo consenso entre los negociadores
argentinos y el Staff del FMI sobre el camino a seguir para
llegar a un acuerdo? No está claro, pero todo parece indicar que las
distancias siguen siendo grandes. El tiempo le juega en contra a la Argentina,
que precisa arreglar antes de marzo para evitar un incumplimiento con el
organismo, algo que sería inédito y de consecuencias imprevisibles.
La
declaración pública del staff del FMI resalta la necesidad de avanzar hacia un
“ajuste gradual” de las cuentas públicas, algo que representa un guiño hacia el
ministro Martín Guzmán. Es quizás el dato más relevante, ya que no se
habla específicamente de conseguir rápido el equilibrio fiscal. Al mismo
tiempo, menciona que el ataque a la inflación requiere “un enfoque múltiple”,
en línea con la idea de un fenómeno no sólo monetario sino “multicausal”.
Aumentar reservas
El
Fondo también habló de la necesidad de avanzar hacia un programa que permita
acumular reservas, lo que exigiría una menor intervención del Banco Central en
el mercado cambiario. Y hace alusión de manera explícita a la necesidad de
tener tasas de interés positivas, lo que obligaría a una fuerte corrección de
la política monetaria.
Una
de las tantas reuniones de los últimos meses: en la cabecera, Guzmán, a su
derecha, el titular del Central, Miguel Pesce, y el representante argentino en
el FMI, Sergio Chocos. Enfrente, Julie Kozack y Luis Cubeddu, los técnicos que
siguen los avatares del caso argentino
En
otras palabras, en Washington no se apartan demasiado de la línea ortodoxa que
siempre caracterizó al FMI, por lo menos en aspectos claves. Sí aparecen
algunos guiños para avanzar en las negociaciones, sobre todo en relación a
buscar el equilibrio fiscal de manera gradual.
El
mensaje del Fondo coincidió con los festejos en Plaza de Mayo por un nuevo
aniversario del regreso de la democracia, pero que sobre todo marcó el regreso
público de Cristina Kirchner, que habló por primera vez luego de la derrota en
las elecciones legislativas.
Igual
que lo manifestado en su última carta, la vicepresidenta volvió a cargar el
peso del acuerdo en Alberto Fernández. El Presidente se mantiene firme en
su idea de avanzar en una negociación y llegar a un acuerdo antes de marzo, al
igual que Martín Guzmán. Otros hombres cercanos a él también se
manifestaron en la misma dirección, como los diputados Leandro Santoro y
Eduardo Valdés.
Sí,
pero ...
Sigue
habiendo dudas, no obstante, respecto a la postura más dura del kirchnerismo,
arrancando por Máximo Kirchner, que no ven tan claro el objetivo de
arreglar si eso significa un fuerte ajuste que en el corto plazo provocaría una
recaída en el nivel de actividad. Las declaraciones de Cristina Kirchner,
que ya no son contundentes en relación a la necesidad de llegar a un acuerdo,
agregan todavía más suspenso.
Recién
el lunes se sabrá cómo tomarán los mercados estas declaraciones posteriores a
las negociaciones desarrolladas esta semana. Hay muy poco entusiasmo entre los
inversores en relación a la situación de la Argentina. Ni siquiera la
posibilidad de un acuerdo con el Fondo es algo que entusiasme. La visión es que
la probabilidad de incumplir un nuevo acuerdo es alta.
Sigue
habiendo dudas acerca de la posición de Cristina Kirchner acerca del acuerdo
con el Fondo
Además,
en Wall Street consideran muy difícil se regenere la confianza sin cambios muy
fuertes en el rumbo de la política económica y en la orientación general del
gobierno. Un mes después de las elecciones legislativas, el riesgo país
sigue en la zona de los 1.700 puntos y algunas acciones están todavía 20% abajo
en dólares en relación a los niveles previos a los comicios, como sucede en el
caso de los bancos.
La
noticia de un alargamiento en los plazos de las negociaciones con el FMI
aumenta los riesgos de corto plazo para la economía. sobre todo en los meses de
verano que se avecinan. El aumento de la demanda de pesos por el medio
aguinaldo y las fiestas le dio una tregua al dólar, incluyendo una leve baja de
la brecha cambiaria.
A
partir de fin de año la historia se complica. Las reservas netas seguirán
bajando por pagos al FMI y a los tenedores de bonos, mientras que el Central
deberá salir a absorber los pesos emitidos para hacer frente al déficit fiscal
de fin de año.
Atravesar
estos desequilibrios con incertidumbre respecto a un acuerdo con el Fondo le
agrega un componente de riesgo adicional a la economía, con los problemas que
esto conlleva, por ejemplo mayor volatilidad cambiaria y quizás un deterioro
mayor de los activos argentinos. La fuerte caída de depósitos en dólares del
último mes, provocada por el comentario a clientes de un desconocido estudio
contable, demostró la fragilidad en la que se mueve la economía. Cualquier
chispa puede desatar un incendio. Todas las señales indican que ni Alberto
Fernández ni los responsables de la política económica están dispuestos a
arriesgar los dos últimos años sin un acuerdo con el FMI. Pero no todos en la coalición
de gobierno piensan igual.
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