Por
Laura Serra - El debate del proyecto de ley de presupuesto 2022 será el primer
desafío que enfrente el oficialismo, en minoría en ambas cámaras, tras el
recambio legislativo. El ministro de Economía, Martín Guzmán, se presentará hoy
en la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados: es el primer mojón en
la febril carrera hacia su aprobación, este mismo jueves, que el Gobierno
espera concluir en el Senado antes de fin de año en un gesto al Fondo Monetario
Internacional (FMI).
El
Gobierno no introducirá ninguna modificación en las principales variables
macroeconómicas contenidas en el proyecto, según anticiparon fuentes oficiales
a la nacion.
En
la Casa Rosada confían en alcanzar un acuerdo de renegociación de la deuda con
el Fondo Monetario por US$45.000 millones. Por esa razón, sigue sin incluir
pago alguno al organismo internacional el año próximo.
Las
negociaciones, que se cocinan a fuego lento entre Buenos Aires y Washington,
tuvieron la semana pasada una primera etapa, en la que el FMI marcó varios
objetivos, entre ellos, una reducción “gradual” del déficit, una política
coordinada para bajar la inflación, la acumulación de reservas y la baja del
financiamiento del Banco Central al Tesoro. El Fondo se reunirá hoy en
Washington para una revisión de los balances precautorios de la entidad, pero
el acuerdo con la Argentina todavía se muestra lejano.
En
principio, el oficialismo mantendrá sin cambios su proyección de crecimiento
del PBI para 2022 del 4% –que muchos analistas privados consideran demasiado
optimista–como así también sus previsiones sobre el déficit primario –3,3% del
PBI– y financiero –del 4,9% del PBI–.
Pese
a la brecha cambiaria con el dólar blue, el Gobierno sostendrá su política de
devaluación paulatina del peso y no modificará el tipo de cambio, $131 por
dólar.
Tampoco
modificará la pauta de inflación, del 33% anual, pronóstico que los consultores
privados consideran inviable si se considera que este año el índice de precios
treparía por encima del 50%.
Asimismo,
desde el organismo internacional se aclaró que serán necesarias “más
discusiones” para llegar al acuerdo final, por lo que el acuerdo técnico, de
avanzar en las negociaciones, recién estaría listo a mediados del mes próximo.
Esto
significa que el promocionado plan plurianual que prometieron el presidente
Alberto Fernández y su ministro Guzmán para principios de este mes se
retrasaría todavía más.
Se
espera que Martín Guzmán, con su visita a la Cámara de Diputados –largamente
reclamada por la oposición–, eche algo de luz sobre la marcha de las tratativas
con el FMI.
Por
de pronto, la vicepresidenta Cristina Kirchner marcó límites del eventual
acuerdo que se suscriba; en un acto celebratorio del Día de la Democracia y los
Derechos Humanos, la expresidenta dejó en claro que no admitirá ningún plan que
no permita la recuperación económica del país.
“Tranquila,
Cristina, no vamos a negociar nada que signifique poner en compromiso el
desarrollo social en la Argentina”, respondió Alberto Fernández, quien exclamó
que “la Argentina del ajuste es historia”.
Empero,
los números del presupuesto que defenderá Guzmán este lunes contradirían estos
mandatos. Según el análisis que realizó la Oficina de Presupuesto del Congreso
(OPC) sobre el proyecto, los gastos primarios que proyecta el Ministerio de
Economía para 2022 representarán el 20,3% del PBI, lo que implicaría una
disminución de 1,5 puntos con relación al ejercicio actual.
Esta
baja en el gasto está impulsada por la contracción de los subsidios energéticos
(0,8% en términos reales) y los programas sociales (0,5%).
Este
ajuste en el gasto es el que desata malestar en el kirchnerismo, en particular
en el jefe del bloque oficialista de diputados Máximo Kirchner, enquistado hace
tiempo con la gestión de Guzmán.
Esto
explica por qué el proyecto del ministro se mantuvo paralizado en la Comisión
de Presupuesto durante tres meses desde que fue girado al Congreso, el pasado
15 de setiembre.
Ahora,
ante las urgencias de cumplir con el Fondo Monetario Internacional, el oficialismo
acordó resucitar la iniciativa y, si bien no se tocarán los principales trazos
macroeconómicos, se descuenta que los legisladores oficialistas meterán mano
para ampliar el gasto, ya sea en más subsidios u obra pública.
Esta
práctica se volvió habitual en cada discusión del presupuesto nacional.
La reacción opositora
Además
de los reparos kirchneristas, el ministro Guzmán enfrentará el duro reproche de
la oposición de Juntos por el Cambio por apurar la sanción de un presupuesto en
la Cámara de Diputados en solo tres días, cuando el proyecto fue girado hace
tres meses.
Para
los opositores, el proyecto de Martín Guzmán es tan solo una formalidad
simbólica (con metas incumplibles) cuya sanción el ministro pretende exhibir
ante el FMI como muestra de un acuerdo con la oposición.
Lo
cierto es que Juntos por el Cambio se encuentra en un dilema. Si decide no dar
quorum en la sesión del próximo jueves, el Gobierno le achacará su actitud
obstruccionista al dejarlo nuevamente (como en 2010) sin ley de presupuesto.
Justo cuando pretende avanzar en la negociación con el FMI para renegociar la
deuda contraída por el gobierno anterior.
Más
allá de los reproches, lo cierto es que el Gobierno corre con una ventaja: sin
ley aprobada antes de fin de año, tiene la potestad de prorrogar el presupuesto
del actual ejercicio, tal como hizo en 2010 y en 2019, año en que Fernández
asumió la presidencia.
Esto
le permitiría, como lo hizo en aquellas dos oportunidades, incrementar o
reducir partidas de manera discrecional según sus necesidades.
“Es
evidente que el oficialismo quiere hacerle creer a la gente que no va a
ajustar. El ajuste es la inflación. El oficialismo no quiere poner en números
la verdad, por eso va a hacer todo lo posible para que no se trate el
Presupuesto ni ningún otro instrumento que devele que el gobierno tiene un
pésimo plan de ajuste entre manos”, advierte el diputado Alejandro “Topo”
Rodríguez, jefe del interbloque Federal, anticipando así la crítica postura de
su bancada.
El
interbloque Juntos por el Cambio aún no definió la estrategia que adoptará
frente al apuro oficialista de aprobar el presupuesto.
“Reclamaremos
más tiempo de estudio. No somos una escribanía”, adelantó Mario Negri, jefe del
bloque radical.
Por
de pronto, la coalición opositora definió que dará el debate en la Comisión de
Presupuesto, ya conformada con sus nuevos integrantes.
De
los 49 miembros, 24 pertenecen al Frente de Todos y 23 a Juntos por el Cambio;
los dos lugares restantes corresponden a los interbloques Federal y Provincias
Unidas, este último un conglomerado de legisladores provinciales que, si bien
hasta ahora acompañaron las iniciativas del Gobierno, esta vez prometen que no
darán carta blanca.
Traducido
al castellano, sólo darán su voto favorable al dictamen si el oficialismo
satisface las demandas para sus respectivos distritos. •
Se
descuenta que los diputados oficialistas ampliarán el gasto previsto por Guzmán.
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