Viernes 24 – Por Liliana
Franco - “El Fondo siempre defiende al Fondo” señaló una fuente
en Washington a Ámbito al referirse a los
resultados de la evaluación ex post que realizó el Fondo
Monetario Internacional sobre el préstamo récord de 57 mil millones
de dólares que otorgó al gobierno de Mauricio
Macri.
En
tal sentido, consideró, en coincidencia con lo señalado por economistas
recientemente, que “no va a cambiar mayormente la posición
negociadora” del organismo multilateral con relación al apoyo que
está buscando la Argentina.
Si
bien el reporte elaborado por el equipo liderado por Odd Per Brekk reconoce que “el programa no cumplió con los objetivos de restablecer la
confianza en la viabilidad fiscal y externa al mismo tiempo fomentar el
crecimiento económico”, de la lectura de las 135 páginas que conforman
el trabajo resulta que en el FMI no reconoció mayores errores por el fracaso del programa.
Se
registran algunas explicaciones como que “la estrategia del programa
resultó demasiado frágil para los desafíos estructurales profundamente
arraigados y las realidades políticas de Argentina”.
Pero
las culpas recaen en el anterior gobierno que le impuso límites –“líneas rojas”- al accionar del Fondo en dos cuestiones
fundamentales: la reestructuración de la deuda y el manejo
(control) de los flujos de capitales.
Fuga
Precisamente
este punto es remarcado por el gobierno de Alberto Fernández, toda
vez que se concluye que el resultado de estos límites “fue que los fondos se usaron para pagar deuda insostenible, lo
que provocó fuga de divisas”.
En
este sentido se interpretan las declaraciones del primer mandatario de este
jueves cuando señaló que el informe resultó “lapidario” y
afirmó que “El Fondo debió admitir lo que ya sabíamos”.
En
el Frente de Todos existe el convencimiento de que el préstamo récord – por
57.000 millones de dólares – que otorgó el Fondo a la administración de
Mauricio Macri fue para favorecer a su gobierno y financiar la fuga de
capitales de los amigos del poder.
Recientemente
-el pasado 10 de diciembre, en el acto por el Día de la Democracia- la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner comprometió al organismo multilateral al
señalar que “Necesitamos que el Fondo nos ayude a recuperar de los paraísos
fiscales donde se han ido miles de millones de dólares en evasión para que les
paguemos”.
Desde
la oposición se refutan estos argumentos. El diputado de Juntos por el Cambio, Martín Tetaz sostiene que “Hay un contraargumento muy simple con los gobiernos K se fugaron
97 mil millones de dólares sin FMI”, contra “83 mil millones durante el
gobierno de Macri”.
A
juicio del economista, “esencialmente esa plata se usó
para pagar deuda con privados”. Explica que por eso “No hubo
aumento deuda pública y no creció porque el acuerdo con el Fondo fue
esencialmente un cambio de acreedor a una tasa más barata, pero un acreedor que
te impone algunas condiciones”, aclara Tetaz.
Por
su parte, economistas que siguen el sector externo consideran que el origen de la crisis que sacudió el final del anterior gobierno
se origina en los años 2016 y 2017 cuando, con atraso cambiario y
sin resultado en las políticas antiinflacionarias – la cuenta corriente llegó a tener un déficit equivalente a 5,5%
del PBI (2017).
En
esos años, el gobierno fracasó en su intento de solucionar los problemas
subiendo la tasa de interés y con políticas monetarias. Por el contrario, los mercados siguieron aprovechando el diferencial entre la tasa
de interés en pesos y el ritmo de la devaluación (carry trade) para acumular
ganancias en divisas que luego salieron del país.
También
recuerdan que, sobre el final del anterior gobierno, el entonces ministro de
Economía, Nicolás Dujovne, con el aval del FMI,
consideró que los problemas se podrían resolver con ajuste fiscal, sin prestar
mayor atención a los desequilibrios externos.
Otros
agregan que el FMI cometió errores de política al no entender que la Argentina
tiene un sistema bimonetario (la gente toma como referencia al
dólar) y restringir la intervención del Banco Central en el mercado de cambios.
Precisamente fue esta diferencia la que llevó a la salida de Luis Caputo de la conducción de la entidad monetaria.
Posteriormente
el Fondo reconoció la necesidad de rever sus políticas cambiarias, según
declaró la directora gerente del organismo, Kristalina Giorgieva, en febrero
pasado.
Autoria
Si
bien en los últimos años el organismo multilateral fue flexibilizando en cierta
medida sus exigencias y acentuando la propiedad, la autoría de los programas
(ownership) a los gobiernos que solicitan auxilio financiero, observadores
internacionales sostienen que los diagnósticos del Fondo –
particularmente del equipo técnico – no han cambiado
sustancialmente.
“Estoy
seguro que, más allá de la complejidad de la realidad argentina, el Fondo debe seguir pensando que el principal problema es de
dominancia fiscal”, señaló a Ámbito una fuente
en Washington.
Dicho
de otra forma, se interpreta que es central para que el gobierno argentino
llegue a un acuerdo con el Fondo que establezca un sendero de consolidación
fiscal – un recorte creíble del déficit en el tiempo -, que implique una
reducción de la emisión monetaria y objetivos de recomposición en el nivel de
las reservas en divisas en poder del Banco Central.
Precisamente
este sendero de consolidación fiscal es el que está elaborando el Ministerio de
Economía en el marco del proyecto de Programa Plurianual para el
Desarrollo Sustentable, anunciado por el presidente el mes pasado,
y que será enviado al Congreso para su aprobación.
Al
respecto, fuentes de la Casa Rosada confirmaron a Ámbito que las metas que se acordarán con el FMI estarán incluidas en el Plan
Plurianual que se estiman remitirán en febrero al Parlamento.
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