Viernes 24 – Por Juan Manuel
Franco - El 2021 comenzó como el año en el que el golpe de la pandemia
comenzaría a revertirse, aunque sin desconocer el duro impacto que tuvo en
términos económicos. En ese marco, la idea original era comenzar a resolver el
acuerdo con el FMI durante
el año, que al día de hoy no se ha terminado de cerrar pese a la aceleración en
las negociaciones luego de las elecciones generales. Proponemos una mirada
sobre los distintos aspectos de la macro, para cerrar con algunas alternativas
de inversión.
En
el plano fiscal, todo apunta a un desempeño incluso mejor al esperado por el
gobierno, aunque los motivos para la mejora con respecto al 2020 no son
sostenibles en el tiempo, por lo que la consolidación fiscal deberá encararse
de otra manera. En esa línea destacamos que la elevada inflación que
permitió reducir algunos gastos en términos reales, los muy favorables términos
del intercambio que permitieron alta recaudación vía retenciones, el aporte
solidario, la reducción lógica de gastos de emergencia y la elevada presión
tributaria contribuyeron a la mejora fiscal. No obstante, los
desafíos son considerables, con cuentas de subsidios que se incrementaron
notablemente en un marco en que las tarifas de servicios públicos tuvieron
aumentos muy por debajo de la inflación.
Pese
a un desempeño fiscal mejor al esperado, destacamos que una de las limitantes
de la expansión fiscal pre electoral fueron las fuentes de financiamiento,
siendo la principal la emisión monetaria en un marco en que el crédito externo
privado aun no regresa y un financiamiento neto en pesos que estuvo por debajo
de lo presupuestado por el gobierno a fines de 2020. Estimamos un mix de
emisión/financiamiento neto del orden de 70%-30%, respectivamente. En ese
sentido, la emisión se aceleró en diciembre luego de haberse desacelerado
en noviembre, algo esperable por la estacionalidad del déficit primario en
diciembre, algo que seguirá poniendo presiones nominales.
Este
contexto de nominalidad en la economía estuvo presente todo el año, aunque se
acentuó luego de las elecciones primarias, donde la emisión se aceleró
notablemente poniendo presión tanto sobre la inflación como sobre los distintos
tipos de cambio.
Volvemos
así al punto comentado en el primer párrafo: el programa con el FMI.
Luego de las elecciones primarias, el Presidente Alberto Fernández comunicó que
se presentaría un “programa económico plurianual” en los primeros
días de diciembre. El programa aun no fue presentado y creemos
que se presentará cuando las negociaciones con el FMI estén un poco más
avanzadas. En este sentido destacamos que nuestro escenario base
sigue siendo un acuerdo con el Fondo, sobre la base de los elevados costos
económicos y políticos que tendría el no acordar. Uno de los síntomas de esta
situación se pone de manifiesto en los niveles de reservas del BCRA, que continúan
cayendo.
Con
respecto al FMI, se destaca la presentación del miércoles de la evaluación ex post del programa Stand By firmado en 2018,
en la que el organismo reconoce que los objetivos del programa no fueron
cumplidos. Destaca además que de haberse tomado medidas de “operaciones de
deuda y controles de capitales” previamente, el programa podría haber sido más
“robusto”. Además, señalan algunos “problemas estructurales” de Argentina, que
podrían ser los focos del nuevo programa, aunque el FMI no explicita esto
último en el reporte del miércoles. Destacan así "las finanzas públicas
frágiles, dolarización (de carteras), elevada inflación, débiles mecanismos de
transmisión de la política monetaria, un mercado de capitales doméstico pequeño
y una acotada base exportadora".
Finalmente,
el FMI señala algunas “lecciones” entre las que
destacamos dos por sus posibles implicancias en el nuevo programa. En primer
lugar hablan de incorporar "supuestos realistas" en
los programas mientras que, en segundo lugar, reconocen que "los programas deben adecuarse a las circunstancias del
país", algo que "podría implicar el uso de medidas no
convencionales" si es poco probable que las políticas macroeconómicas
estándar funcionen.
Sobre
la primera “lección” creemos que el Fondo podría apuntar a
que los supuestos del programa plurianual sean diferentes a los presentados por
el gobierno en el Presupuesto 2022, especialmente en materia de crecimiento
económico, inflación y tipo de cambio, algo que según los trascendidos se
discutió entre los equipos técnicos hace algunas semanas en Washington.
Con
respecto a la segunda, creemos que posiblemente tanto las
regulaciones de capitales como los acuerdos de precios y salarios podrían
persistir incluso en un programa con el FMI, siendo estas medidas no
típicamente implementadas por el Fondo.
En
materia de inversiones,
creemos que perfiles conservadores podrían apuntar a opciones que resguarden el
capital en el contexto de alta nominalidad ya descripto, utilizando instrumentos CER, Dollar Linked o futuros de dólar.
Asimismo,
combinaciones sintéticas entre títulos CER y futuros de
dólar también brindan cobertura. En este sentido, destacamos dos de
los fondos de SBS: SBS Renta Pesos FCI (cobertura
inflacionaria) y SBS Capital Plus FCI (cobertura
cambiaria).
Por
su parte, perfiles más arriesgados podrían ver valor en equity local o en bonos soberanos en dólares. La
historia marca que quienes compraron Merval en dólares en estos niveles han
sabido tener interesantes retornos en el mediano plazo mientras que nuestros
análisis apuntan a buenos retornos para Bonos Globales a 2024 incluso
en escenarios de stress.
Para
este último tipo de inversor, destacamos que sí puede
experimentarse volatilidad de corto plazo, especialmente si se da un
empeoramiento de las condiciones financieras globales.
(*) Economista
Grupo SBS
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