Por
Virgina Porcella - Desde hace semanas que los funcionarios del equipo económico
están convencidos de que el mercado se mueve como si el acuerdo con el Fondo
Monetario no fuera a producirse. La nueva caída de los bonos argentinos de
ayer, con la que marcaron precio mínimo desde que surgieron del proceso de
reestructuración de la deuda, les da la razón. El valor al que cotizan esos
títulos desde hace meses ya tenía implícito el supuesto de una nueva
renegociación cuando, a partir de 2024, aumente el volumen de vencimientos a
pagar por parte del Gobierno.
Pero
las bajas, que se produjeron sin pausa desde que arrancó el año y se
profundizaron ayer tras las declaraciones del ministro de Economía, Martín Guzmán,
incorporan también la peor de las expectativas respecto de la negociación con
FMI. Cada vez más, los operadores e inversores se convencen de que el
Gobierno no accederá a fimar un nuevo entendimiento con el organismo antes del
vencimiento por USD 2.900 millones en marzo, que no estaría en condiciones de
cubrir. De ahí que los precios reflejan paridades menores a 30%, aun
cuando la mayor parte de los analistas todavía otorga mayores probabilidades a
un escenario de acuerdo con el Fondo que al escenario de default o “atraso” (arrears),
el tecnicismo que utiliza el organismo durante las primeras semanas mientras se
mantienen negociaciones.
“Los bonos están descontando que no va a haber
acuerdo con el FMI. En nuestro caso, asignamos mayor probabilidad de
acuerdo en marzo, diría un 60%, pero las señales hoy son nulas”, aseguró el
economista Fernando Marull, quien en su último reporte semanal calculó en
USD 2.500 millones el stock de reservas, monto insuficiente para realizar el
pago y escaso incluso para cumplir con el vencimiento a fin de mes de USD 738
millones, que que se sumaría en febrero el pago de la cuota convenida con el
Club de París por otros USD 190 millones.
Aunque
también asignan más de 60% de probabilidad a un acuerdo con el FMI que evite el
default en marzo, en cualquiera de sus variedades, en Delphos Investment
también admiten que los inversores prefieren cubrirse y asumir un escenario
distinto. “Los bancos del exterior que aún cubren Argentina parecen
empezar a comprar el escenario de un ‘no’ acuerdo con el FMI, y con ello el
malhumor parece crecer. Nosotros aún asignamos una probabilidad del 65/70% a un
acuerdo sobre la hora, el cual por otro lado no serviría para mucho más
que descomprimir algo de este estrés financiero y mejorar un poco la
reputación”, afirmaron en último el informe a sus clientes.
Con
todo, el precio de las acciones insinuaría expectativas algo más positivas ya
que el Merval en 400 puntos es, según evalúan en Consultatio, un valor que da
por descontado que sí habrá acuerdo. “Si el mercado de acciones asumiera
que no se alcanza el acuerdo con el Fondo, debería moverse entre los 250 y 300
puntos”, opinó José Echagüe, Jefe de Estrategia de la firma. “Por el lado
de los bonos, el riesgo país en 1900 puntos habla eventualmente de un acuerdo
laxo, poco profundo y al que se llegaría por la ventana”, agregó.
La
falta de señales sobre avances concretos e, incluso, las dudas sembradas
sobre la verdadera vocación del Gobierno de alcanzar el acuerdo enfurecen,
previsiblemente, a los acreedores que aceptaron hace menos de un año y medio
renegociar sus tenencias, quienes ayer se volvieron a quejar a través de la
cuenta en redes sociales de la agrupación Argentina Exchange
Bondholders, e hicieron foco en las diferencias con el FMI por la cuestión
fiscal.
Por
su parte, la división de research de uno de los grandes fondos de inversión
acreedor de la deuda reestructurada por Guzmán también apuntó a la falta de
avances. “Teniendo en cuenta lo cerca que está el Gobierno del objetivo de
consolidación fiscal del FMI, parece innecesario que el ministro Guzmán
siga regateando en el margen, como lo hizo con los tenedores de bonos en 2020,
cuando su enfoque puede estar mejor dirigido a cerrar el trato. En lugar de
centrarse en el panorama general y trabajar para avanzar en el ajuste
subyacente, Guzmán está regateando detalles que pueden marcar poca diferencia a
largo plazo, en un intento de mostrar a la base de votantes de su partido que
está negociando duro contra las finanzas internacionales”, planteó.
|