Por Santiago
Reina
- La inflación fue
de 6% en abril, según informó el INDEC este jueves. De
esta manera, si bien se desaceleró respecto de marzo, se mantuvo en niveles
elevados y acumuló un 58% en los últimos 12 meses, récord desde 1992.
Una
de las cuestiones más preocupantes del dato del INDEC fue que la inflación núcleo, que no tiene en cuenta ni los segmentos
regulados por el Gobierno ni factores estacionales, se aceleró por tercer mes
consecutivo para anotar un 6,7%.
“La
aceleración del Índice de Precios al Consumidor (IPC) núcleo tiene que ver con
una mezcla de productos que incidieron, como alquileres, restaurantes o
recreación y cultura”, expresó en diálogo con Ámbito la analista de
Ecolatina, Agostina Myronec.
Por
su parte, el Magister en Economía, Lorenzo Sigaut Gravina, advirtió
como posible factor desencadenante a "la remarcación de precios y salarios
por motivos de inercia y/o expectativas de inflación desancladas".
Por
el contrario, las categorías de precios Regulados y
precios Estacionales, exhibieron desaceleraciones y marcaron un 3,9% y 5,4%,
respectivamente.
Vestimenta
volvió a liderar los aumentos de precios
Entre
las divisiones de mayor peso en el IPC general resaltaron los mayores aumentos
promedio en Restaurantes y hoteles (pasó de 5,4% a 7,3%) y Salud (se elevó de
5% a 6,4%),
este último impulsado por subas autorizadas en prepagas.
Por
su parte, Prendas de vestir y calzado volvió a liderar los incrementos, con
un salto de 9,9% (vs 10,9% de marzo). Especialistas en el rubro
explican que algunas de las razones de las subas en este sector son: problemas
de oferta por falta de talleres para confección, el cambio de temporada y
algunas restricciones a las importaciones.
Alimentos
y bebidas fue,
nuevamente, la división que más incidió en el avance del IPC. De acuerdo con
los datos oficiales, en este rubro se verificó un significativo aumento de 5,9%, aunque menor al de febrero y marzo.
Los
problemas en la cadena de suministros y la escalada en el precio de los
commodities a nivel global, que ya había comenzado con la pandemia y se agravó
por la guerra en Ucrania, echó más leña al fuego a la dinámica inflacionaria en
Argentina, que ya atravesaba una inercia preocupante.
En
efecto, dentro de los alimentos que más subieron en el Gran Buenos Aires
se encontraron la harina de trigo (16,1%) y el aceite de girasol (13,5%),
afectados por el salto en el valor mundial de los granos.
Un estudio realizado por los economistas Nicolás Bertholet, Gabriel
Montes Rojas, y Fernando Toledo mostró, por ejemplo, que una
suba del 10% en los precios internacionales de los alimentos agrega 0,5 puntos
a la inflación de los 40 países analizados en el trabajo, en línea con los
cálculos del FMI. “El potencial efecto no es despreciable ante una súbita
aceleración de los precios de los insumos energéticos o de los alimentos,
bienes básicos para toda la economía”, resaltaron.
Paralelamente,
aclararon que “la muestra examinada se caracteriza por evidenciar baja
inflación durante el periodo analizado, por lo que los efectos pueden diferir
en países con tasas de inflación elevadas (como Argentina)”.
"Durante
abril los precios internacionales relevantes para la Argentina no se movieron
demasiado, pero es probable que el fuerte shock observado en estos precios
durante marzo se haya filtrado también en el IPC del útimo mes", dijo al
respecto Sigaut Gravina.
El
mercado prevé inflación de 65% para 2022
El
último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), elaborado por el Banco
Central (BCRA), plasmó que el sector privado esperaba en líneas generales una
inflación de 5,6% para abril. Asimismo, las consultoras y entidades financieras
que participaron del REM elevaron su pronóstico para el acumulado de 2022,
desde el 59,2% hasta el 65,1%.
Vale
recordar que en marzo los precios habían escalado 6,7%, su mayor marca mensual
desde 2002. Con el número de abril ya publicado, en el primer cuatrimestre se
observó un alza promedio acumulada de 23,1%, la más alta desde 1991. El
ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo en
sus últimas declaraciones públicas que a la inflación “hay que atacarla con
firmeza” y con un “programa económico consistente y creíble”.
En
ese sentido, el funcionario sostiene que la política macroeconómica de su
cartera debe tener un “enfoque integral”, que incluye "un bloque externo,
un bloque fiscal, uno monetario y una complementariedad que son las políticas
de precios e ingresos".
Martín
Kalos,
director de la consultora EPyCA, sostuvo que el salto inflacionario de los
últimos meses no sería tan alarmante "si se tratase de un evento
aislado".
"El
problema es que marca una aceleración de una inercia que está lejos de
corregirse. Hay que encontrar una política creíble, que le de un horizonte a
las expectativas. No se trata de usar un ancla o dos, sino de converger a un
sendero de expectativas de reducción de la inflación, que requiere una
coordinación de las políticas económicas y una articulación con el sector
privado, que hoy no se está dando”, acotó.
Con
una mirada similar, Myronec ve difícil que el Gobierno apele a las anclas
tradicionales. “En el segundo trimestre se están cerrando y se van a cerrar
paritarias en cifras más elevadas. En paralelo, los precios regulados van
recuperando el terreno perdido y el Gobierno debe evitar que el tipo de cambio
se atrase demasiado”, profundizó.
Presión
sobre los salarios y la pobreza
La
aceleración de los precios frenó el tenue repunte que los salarios habían
tenido en 2021. El INDEC mostró esta semana que los salarios reales cayeron
cerca de 1% en el primer trimestre.
Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA
Autónoma, reflejó que en igual período el Salario Mínimo, Vital y
Móvil, perdió todo lo que había recuperado el año pasado, y volvió a
ubicarse en los niveles más bajos desde 2004.
Frente
a esa situación, Guzmán afirmó que “es una obviedad” que tiene que adelantarse
el aumento del salario mínimo, que tradicionalmente se concreta en el segundo
semestre del año. “Lo mismo hicimos con el refuerzo de ingresos para los
sectores informales, reaccionando inmediatamente a lo que fue el impacto
inflacionario provocado por la guerra en Ucrania”, agregó.
En
esa línea, el Gobierno ya adelantó para junio las dos cuotas de aumento del
salario mínimo que se iban a dar en julio y agosto. Desde el mes próximo, el
piso pasará a ser de $45.540.
“Si
bien los precios de los alimentos se desaceleraron en abril, se mantuvieron con
cifras elevadas, que siguen siendo preocupantes en un contexto en el cual las
canastas básicas ya treparon en el primer trimestre muy por encima de la
inflación. Eso te marca lo que puede pasar con los niveles de pobreza e indigencia en el primer semestre”, alertó
Myronec. |