Por Sebastián Catalano - ¿Servirá de algo la “guzmanización” de la
inflación? La supuesta impronta que quiere darle el ministro de
Economía, Martin Guzmán, a un alineamiento de variables que, de una vez
por todas, comience a bajar los precios, es la nueva estrategia. Una nueva
batalla de la guerra que declaró el presidente Alberto Fernández hace
solo dos meses, o quizás otra guerra. En el Palacio de Hacienda están seguros
de que sí, de que el ministro podrá encauzar cuestiones vitales relacionadas
con la confianza y el equilibrio de la macroeconomía, que marcarán el curso a
la baja del costo de los alimentos y otros productos básicos.
No lo hizo nunca hasta el momento, ¿lo hará ahora? ¿Querrá hacerlo con
la mitad de los integrantes de su propio gobierno que lo quieren bien lejos?
¿Podrá hacerlo o será otro intento fallido? Muchas preguntas, pocas
respuestas. Mientras se hace cargo formalmente de la tarea de bajar los
precios, prometerá esta semana quitarles el cepo a las inversiones petroleras
y, en días, actualizará el Presupuesto que le bochó el Congreso. También,
buscará darle forma al proyecto de impuesto a la renta imprevista y cerrar la
suba de tarifas.
Guzmán repite por estas horas, en un discurso siempre cruzado por el
impacto de la guerra en Ucrania, que el gran desafío como “nuevo” guardián de
los precios es romper la inercia inflacionaria. Cree que podrá comandar a su
ahora subalterno Roberto Feletti, el secretario de Comercio cristinista
que hasta ahora no tuvo mayores resultados en el organigrama de Desarrollo
Productivo, el ministerio de Matías Kulfas. Asegura que cierta mejora
macro, con crecimiento de exportaciones y lo que define como orden financiero y
fiscal, reordenará las expectativas y así, de una buena vez, habrá ancla para
los precios. Eso en el laboratorio: la actividad económica empezó a dar
señales negativas con una caída mensual en marzo de 0,7 por ciento.
El énfasis del ministro, esa nueva “guzmanización” de la inflación,
tendría que haberse dado antes, desde el 10 de diciembre de 2019, cuando asumió
Fernández. Por más que el ministro lo niegue, está claro que sus prioridades
fueron otras, sobre todo la deuda con privados y el FMI. Mientras tanto, los
precios saltaron 36,1% en 2020; 50,9%, en 2021; y la proyección para 2022 ya
tiene un piso de 70%, muy lejos de la banda de 38-48% que firmó Guzmán en el
acuerdo con el Fondo. “Ahora sí”, parece decir Guzmán. ¿Será?
En Hacienda aseguran que la pelea entre Feletti y Guzmán es historia,
que el cristinista “aceptó” la idea de que no habrá suba de los derechos de
exportación. Algo que el propio presidente Alberto Fernández no
parece tener del todo claro luego de la entrevista del viernes, en la que dijo
que no las sube porque no tiene los votos en el Congreso para hacerlo… solo por
eso. Guzmán y otros miembros del gabinete, como el ministro de
Agricultura Julián Domínguez, repiten y repiten que mantener las
retenciones como están no es circunstancial, que es una política de Estado.
Está claro que el secretario de Comercio, que no se mudará y mantendrá su
oficina a tres cuadras de su nuevo jefe, cree que sí hay que subir las
retenciones. ¿Lo dirá en público otra vez? No se sabe, pero si eso ocurriera
sería el segundo subalterno díscolo que habrá heredado. El otro, el
subsecretario de Energía Eléctrica, el cristinista Federico Basualdo,
sigue en su oficina un año después de que Guzmán intentara echarlo.
Otros temas de peso
Tarifas, Presupuesto, renta inesperada e incentivo a las inversiones
petroleras son otros de los temas en los que hace foco el ministro por estas
horas.
Se trata de un esquema qué, básicamente, levantará el cepo al dólar a
las nuevas inversiones del sector energético, sobre todo las que van a Vaca
Muerta. Saldría por decreto y de eso habló Guzmán con empresarios en EEUU,
semanas atrás, cuando estuvo en Washington en las reuniones de primavera del
FMI. “Es el viejo acuerdo con Chevron que nunca se puso en marcha, pero algo
agiornado, aseguran en el sector petrolero. Según un borrador que circula
por despachos públicos y privados, la promoción tendría una duración de al
menos 25 años y los nuevos jugadores que se sumen al mercado deberían
desembolsar al menos USD 50 millones.
“Los beneficiarios tendrán la libre disponibilidad del ciento por ciento
(100%) de las divisas procedentes de sus exportaciones, efectuadas en el marco
de lo previsto en el primer párrafo, para el pago de capital y servicios de
deudas financieras, costos operativos, inversiones, distribución libre de
utilidades y rescate de capital y para el caso que no pudieran exportar tendrán
acceso al mercado único y libre de cambios para adquirir las divisas
correspondientes con el producido del veinte por ciento (20%) de sus ingresos
por ventas y/o prestaciones de servicios en el mercado interno y que encuadren
en el presente Régimen”, propone el borrador; la versión final podría ser
diferente.
La actualización del Presupuesto, en tanto, se prepara para
junio. Saldrá también por decreto presidencial algo obligado luego del
rechazo del Congreso, y tendrá el atractivo de incluir las actualizaciones de
proyecciones de inflación y dólar, entre otras variables.
Para definir la suba de tarifas, y que el secretario de
Energía, Darío Martínez, instruya a los entes a aplicar los cuadros
tarifarios, habrá que terminar primero de cerrar el esquema técnico de la
segmentación. En eso trabajan los técnicos aliados del ministro en un sector de
eternas grietas internas para el Gobierno. “Puede demorar unos días”, avisan en
Hacienda.
Con respecto al adelantamiento de la suba de piso de Ganancias, un tema
en el que Sergio Massa, jefe de Diputados, primereó al ministro con un
pedido formal –que luego el titular de Hacienda dijo que era “obvio” que iba
suceder– se espera que ocurra en junio o julio, con las proyecciones de
inflación y salarios hecha.
Por el lado de otra de las banderas de Guzmán, el impuesto a la renta
inesperada, Economía ya trabaja en esquemas para distribuirlo, más allá
del escepticismo de algunos sectores aseguran que es una idea que “murió antes
de nacer”. Cómo sea, el ministro enviará en estos días el proyecto al Congreso
para cobrarles a quienes, sin haber hecho nada, ganaron con la guerra. Fuentes
oficiales aseguran que estos días hay idas y vueltas con estos sectores, tanto
de manera institucional como con empresas puntuales directamente. “Hablamos con
todos”, aseguran.
Guzmán insiste con la fuerte recuperación de la economía, la caída del
desempleo, el fortalecimiento del salario real y mayor desarrollo industrial
(con la generación energética incluida), entre otras señales que describe como
“fuertes”.
La agenda global luce mucho más diáfana, con un mundo que necesita
energía, alimentos y minerales, tres pilares del sueño productivo y exportador
local. Puertas adentro, la realidad es mucho más cruda. Guzmán, el nuevo
guardián de los precios, tiene mucho trabajo y poco tiempo para mostrar algún
éxito. Podría haber comenzado antes con la tarea. Mientras tanto, los
nubarrones lucen tan negros como siempre y las internas están a la orden del
día. |