Por Ricardo Delgado - Se abre un semestre decisivo para
la gestión Fernández, uno que definirá cómo será 2023 y la dinámica
política del año electoral. Lo que el Gobierno haga o deje de hacer en estos
seis meses, en los que el Banco
Central sufrirá la escasez de dólares y Martín Guzmán tendrá que
bajar la tasa de inflación, será bajo el corsé de las metas con el
FMI y en el contexto de condiciones financieras internacionales más
adversas.
Las turbulencias financieras de los últimos días, con un salto en
las cotizaciones de los dólares financieros y el "blue",
anticipan las dudas de los inversores acerca de la capacidad de repago de
la deuda en pesos que el Tesoro viene colocando para financiar parte
del déficit primario, en especial de los bonos CER, que resultan el pilar del
programa financiero y, por ende, del acuerdo con el Fondo. Los riesgos de
estanflación global y las fuertes subas de
tasas de interés en los Estados Unidos agregan incertidumbre
al cuadro local.
"Las cotizaciones de los dólares financieros y el "blue"
anticipan dudas de los inversores acerca de la capacidad de repago de la deuda
en pesos"
Más allá de los rumores que siempre se señalan como detonantes de estos
eventos, en rigor, el programa financiero luce endeble en un contexto
de escasez de divisas, alta inflación y un gasto primario que en términos
reales creció 13% durante los primeros cinco meses. El nuevo DNU con el Presupuesto
2022 presentado este jueves intenta despejar estas dudas fiscales y ordenar las
cuentas públicas en la segunda mitad del año en línea con las metas con el
Fondo. La decisión, finalmente, de segmentar
las tarifas energéticas va en esa línea. Vale destacar que el
organismo ya había flexibilizado semanas atrás el cumplimiento trimestral de
los objetivos, dejándolos como targets anuales.
El problema de la deuda en pesos
El perfil de la deuda en pesos luce muy desafiante. El 29 de este mes
vencen $588.700 millones, y entre el tercer trimestre de este año y el
segundo de 2023 los vencimientos promedian el 1,8% del PIB. Cualquier
dificultad para refinanciarlos implicaría un fuerte incremento de los pasivos
remunerados del BCRA.
¿Cómo se puede administrar el problema de la deuda en pesos? Una
opción es replicar lo que el Banco Central viene haciendo estos días, y es que
recompre la deuda del Tesoro antes de su vencimiento, emitiendo pesos y luego
esterilizándolos, a un costo del 52% anual luego de
la suba de tasas de esta semana. En la actualidad el stock de pasivos
remunerados se ubica en $5 billones, un 6,2% del producto.
La velocidad de crecimiento de los activos en dólares en el
balance del BCRA es clave para estabilizar su estado de resultados,
con un déficit actual de $450.000 millones. Al ser muy escasa
la acumulación de reservas, este cuadro supone acelerar el ritmo de
devaluación y así también, la tasa de inflación.
"Al ser muy escasa la acumulación de reservas, el cuadro supone
acelerar el ritmo de devaluación"
Bajo estas condiciones, el BCRA estará muy limitado para seguir
aumentando la tasa de sus pasivos remunerados, que a su vez es la que regula la
tasa pasiva de los bancos, la de los depositantes. En consecuencia, para
contener los efectos de la inflación tendrá que operar sobre los spreads,
aumentando en forma sistemática las tasas activas.
Así las cosas, sostener el programa financiero a través de
intervenciones del BCRA implicará una suba del costo del crédito
privado para contener la inflación. Los bancos serán los tenedores de las
nuevas Leliqs.
Esta es la clave a la hora de cerrar el programa financiero del Tesoro,
que no sólo debe refinanciar sus vencimientos, sino que además necesita un
financiamiento neto de al menos 2,9% del PIB, asumiendo un déficit proyectado
del 4,6% y financiamientos del 1% por emisión monetaria y del 0,7% proveniente
de organismos internacionales.
Qué opciones tiene el Tesoro para sumar financiamiento
Las opciones del Tesoro para
cubrir el bache son, básicamente, tres:
Los superávits del PAMI y los Fondos Fiduciarios (que hasta abril
acumulaban un superávit de pesos equivalente a 0,5% del PBI).
Un incremento marginal del financiamiento de las compañías de seguro y
las AlyCs.
Un aumento de la tenencia de deuda del Tesoro en cartera de los bancos.
Dado que restablecer
la confianza en la deuda en pesos requerirá de una nueva inyección de pasivos
remunerados en cabeza de los bancos, de establecerse algún mecanismo
implícito de seguro (como el que surge de las recompras de deuda con
esterilización posterior), las entidades podrían ser permeables a incrementar
el financiamiento al Tesoro.
Estos movimientos del BCRA, con previsibles incrementos en sus pasivos
remunerados y subas de tasas, deberán estar acompañados de una mayor
consistencia fiscal y una administración más eficiente de los dólares
escasos. Los equilibrios son muy frágiles y no tenerlo en claro sólo aumentará
la volatilidad financiera, la brecha se establecerá por encima de 100% y la
inflación registrará un nuevo salto.
(*) Por Ricardo
Delgado, economista y presidente de Analytica Consultora |