Lunes 15 - Por Sofía
Diamante - Casi dos semanas después de jurar como ministro de Economía, Sergio
Massa anunciaría hoy a su viceministro. Luego del traspié que tuvo con la
designación de Gabriel Rubinstein, que finalmente no asumió como consecuencia
del malestar que provocaron en un sector del Gobierno sus antiguas críticas a
Cristina Kirchner, el líder del Frente Renovador daría a conocer el nombre de
su secretario de Programación Económica.
A casi 15 días de haber jurado como ministro de Economía, Sergio Massa
todavía no definió un integrante clave de su equipo económico, que podría ser
nombrado hoy a través de su cuenta de Twitter. Se trata del secretario de
Programación Económica, que a su vez sería el viceministro de Economía, una pieza
clave en cualquier gestión, pero sobre todo en la actual, si se tiene en cuenta
que Massa es un abogado de trayectoria política sin una formación técnica en
Economía.
La demora en anunciar un viceministro debilitó la figura de Massa, que
se pensaba que llegaba al cargo con un equipo ya formado. Sin embargo, a la
hora de hacer los nombramientos, el expresidente de la Cámara de Diputados
encontró dificultades para establecer a los responsables de la Secretaría de
Energía y de Programación Económica.
Tal vez el apuro para avanzar con el aumento de tarifas aceleró la
designación de Flavia Royón en Energía, que venía de ocupar el mismo cargo en
la provincia de Salta, aunque llega sin mucha experiencia en temas de petróleo
y gas, y sin un equipo propio: sus subsecretarios de Electricidad e
Hidrocarburos son ajenos a ella y también fueron designados por Massa.
En lo que respecta al cargo de viceministro, todavía hay mucha
incertidumbre sobre quién podría ocupar el cargo, luego del traspié ocurrido
con el nombramiento informal del economista Gabriel Rubinstein.
El viernes 5 de agosto estaba todo preparado para que Massa anunciara al
fundador y director de la consultora GRA Consultores, un técnico que había
pasado por la gestión pública de la mano del exministro de Economía Roberto
Lavagna. Sin embargo, la designación fue suspendida luego de que salieran a la
luz declaraciones de Rubinstein criticando al kirchnerismo y, en especial, a la
vicepresidenta Cristina Kirchner. En su cuenta de Twitter, por ejemplo, había
compartido una imagen de la expresidenta con una pala cavando, en la cual decía
que “la jefa estaba consultando su saldo”.
Con Rubinstein en duda, Massa comenzó a dialogar con otros economistas.
Entre ellos, con la directora de EcoGo, Marina Dal Poggetto, y con el fundador
de Equilibra, Martín Rapetti, socio de Diego Bossio. En ambos casos la
respuesta para sumarse al gabinete económico fue negativa.
Massa también ya había tenido poco apoyo del propio Bossio, con quien
llegó a compartir su oficina de la Avenida del Libertador, y de Martín Redrado,
expresidente del Banco Central, y de Miguel Peirano, exministro de Economía.
Todo ellos solían compartir asados con el exdiputado, que luego hacía públicos
para mostrar su grupo de asesores.
A la hora de asumir la gestión, sin embargo, los exfuncionarios
indicaron que las condiciones políticas no estaban aseguradas como para
instrumentar un plan económico que estabilice el mercado cambiario y baje la
inflación. Para ello, en concreto, señalaban que hacían falta una reducción del
gasto fiscal y reformas estructurales, medidas con las que creen que el
kirchnerismo no comulga. “No me invitaron al cumpleaños y ahora me quieren
invitar al funeral”, dijo uno de los exasesores de Massa que declinaron ser
parte del Gobierno. Y agregó: “Una cosa es ser el 10 de la selección y otra es
ser Maradona”.
En este contexto es que se generó tanta expectativa por la designación
del viceministro, que debería tener una visión macroeconómica integral, para
coordinar todo el resto de las secretarías, incluidas las de Energía,
Agricultura, Producción, Comercio, Finanzas y Hacienda. Si bien en los últimos
días Massa logró una “sensación de estabilidad”, como dijo la portavoz
presidencial, Gabriela Cerruti, esa “tranquilidad” se percibe únicamente en la
disminución de la volatilidad de los dólares paralelos. Mientras tanto, el
Banco Central perdió más de US$800 millones solo en agosto por intervenciones
cambiarias y más de US$2000 desde julio.
El nivel crítico de reservas deja al descubierto que el Gobierno tiene
cada vez menos poder de fuego para sostener el tipo de cambio oficial, que el
viernes cerró a $134,6. Esto implica una brecha de más de 100% con respecto a
los $279 que cotizó el tipo de cambio MEP, y explica la falta de incentivos que
tienen los exportadores para aumentar sus ventas al exterior, ya que creen que
en un futuro no tan lejano podrían recibir más pesos por su ingreso de
divisas.ß
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