Lunes 15 - Por S.
Diamante y M. Reinhold - Luego de mantener las tasas de interés prácticamente
congeladas durante casi dos años, el Banco Central (BCRA) cambió su estrategia
de política monetaria y este año subió el costo del financiamiento todos los
meses. Sin embargo, el impacto mayor sucedió en los últimos 20 días, con la mayor
injerencia del equipo económico del ministro Sergio Massa en la toma de
decisiones de la entidad monetaria. En menos de un mes, el Banco Central subió
sin paliativos la tasa de interés en 17,5 puntos porcentuales promedio, para
llevarla a 69,5%, que implica una tasa efectiva anual de 96,5%, más en línea
con la inflación anual esperada.
El incremento de tasas es la única medida concreta que realizó al
momento Massa en pos de estabilizar la macroeconomía, según destacan los
economistas. La decisión busca en primer lugar encarecer el costo del
financiamiento para los productores, de modo tal que dejen de cubrir sus
obligaciones con crédito barato y vendan sus granos para exportación. A su vez,
el incremento de tasas le quita presión a la compra de dólares paralelos y eso
podría hacer bajar la brecha cambiaria.
La suba de tasas tiene un impacto también en dos frentes en el día a día
de los ciudadanos bancarizados. Por un lado, los plazos fijos de menos de $10
millones pagarán ahora una tasa efectiva anual de 96,5%, que si bien está por
debajo de la inflación esperada, es mejor que el rendimiento que se venía
otorgando un mes atrás. Los consumidores con tarjeta de crédito, por otro lado,
sufrirán un costo de financiación superior al 100% si deciden pagar solo el
mínimo establecido en el resumen de cuenta.
“El efecto del aumento de tasas sobre la economía real es limitado. Lo
más importante es ver cómo impacta en el frente financiero para la
estabilización de la macroeconomía. Es una medida correcta. La tasa sigue
siendo negativa contra la inflación en el margen, pero si el BCRA la pusiera
positiva tiene un riesgo de sostenibilidad de los pasivos remunerados, por
mayor emisión monetaria vinculada al pago de intereses”, explicó Martín
Vauthier, economista de la consultora Anker Latinoamérica.
“La medida fue en la dirección correcta al colocar la tasa por encima
del crawling peg [devaluación controlada] del tipo de cambio oficial, que se
viene moviendo al 5,5% mensual y la tasa aumentó al 5,7%. Esto ayuda a que no
se genere un ruido adicional en el mercado de cambios, en un contexto donde la
prioridad tiene que ser volver a acumular reservas. Sin embargo, no es
suficiente para estabilizar la macro, siempre y cuando no haya señales
contundentes en el frente fiscal que permitan anclar expectativas y generen
credibilidad”, agregó el analista.
Lucio Garay Méndez, economista de EcoGo, por su parte, señala que “la
abrupta suba de tasas choca con la reactivación que venía mostrando la economía
en los últimos meses”. Y explica: “A diferencia del año pasado, cuando era
bastante más claro que las empresas se financiaban a tasas de interés reales
negativas, hoy la opción de tomar deuda es mucho más costosa. Al principio, la
estrategia del Central fue más gradual a la hora de corregir la tasa de
referencia; sin embargo, estos movimientos más de shock tienen un mayor impacto
en el crédito, y en el margen se observa una caída en préstamos comerciales a
grandes empresas. Del lado del consumidor, estas subas de tasas recién empatan
a la inflación, pero, de mantenerse esta tendencia, pueden terminar afectando
el consumo”.
El analista Fernando Marull dice que “la suba de las tasas de interés
debería traer algo de calma al dólar paralelo, aunque esto no baja las
expectativas de devaluación del dólar oficial, ya que el BCRA sigue sin tomar
medidas contundentes para revertir el desequilibrio, ni en precio del dólar
[devaluación o desdoblamiento formal] ni algo para conseguir más reservas”.
La voz de los empresarios
El sector privado no queda ajeno a la suba de tasas. Por un lado, porque
se encarecieron los préstamos que se les otorgan a las empresas como parte de
la línea de Inversión Productiva, ya que a partir de hoy comenzarán a tener una
tasa de interés del 69% nominal (95,5%). Por otro, porque se termina viendo
afectado el consumo, ya que a mayores costos hay menos dinero disponible.
“Vimos claramente durante el gobierno anterior cómo termina esta receta
de aumento de las tasas. Porque esto no soluciona más que tratar de inducir a
algún ahorrista a que obtenga ingresos vía plazo fijo en vez de que compre
dólares. El incremento de las tasas termina perjudicando mucho a las empresas
de cualquier rubro, sobre todo a las más pequeñas. Puede ser una solución de
cortísimo plazo, pero se tiene que acompañar con medidas para el sector”,
consideró Gerardo Díaz Beltrán, secretario de Interior de la Cámara Argentina
de la Mediana Empresa (CAME) y expresidente de la entidad.
Para el ejecutivo, este tipo de movimientos que hace el Banco Central
genera un fuerte impacto en cuatro frentes diferentes. En primer lugar, las
pequeñas y medianas empresas no consiguen un apalancamiento financiero en el
banco porque, con tasas arriba del 95%, se vuelve “imposible de pagar”. Una
segunda contra viene de la mano de los proveedores, porque se acaba el
financiamiento y los plazos para comercializar se acortan o eliminan. Eso
termina generando que las compañías compren a corto plazo y de contado, algo
que “perjudica en un momento de caída del consumo”.
“En tercer lugar, afecta a quien produce. Al tener un valor por encima
de lo que se comercializa en la plaza, lo termina volcando a precio porque el
costo financiero de producción va a cambiar sensiblemente con la tasa actual.
Y, por último, los propios bancos restringen la posibilidad de financiar
cualquier proyecto porque saben que las empresas no podrán cubrir semejante
tasa con los niveles que hay de actividad comercial o industrial. Por más que
dicen que la tasa real es negativa, las empresas no mueven todos los costos y
productos en base a esos valores. De ser así, habría una depresión total de la
actividad económica”, completó Díaz Beltrán.
Para Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción
(Camarco), la suba de las tasas de interés “complicará un poco” la marcha de
las distintas industrias, más que nada aquellas que se ven más ligadas al
financiamiento. Además, remarcó que la industria de la construcción viene
registrando altos niveles de actividad, algo que podría verse ralentizado si el
consumo cae y las novedades económicas no acompañan.
“En nuestro caso, en lo que es obra pública, veníamos cobrando los
certificados de obra muy bien hasta hace poco. Nuestro requerimiento financiero
no era alto, pero empezó a haber una demora de los pagos. Eso va a significar
que tengamos que recurrir un poco más a los bancos que antes y por supuesto que
un costo financiero mayor terminará repercutiendo en el negocio. Encima, el
financiamiento no abunda porque el grueso del dinero se lo lleva el Estado”,
cerró.ß |