Por Salvador Di Stéfano - El tipo de cambio mayorista
está atrasado, aumentó la mitad que la inflación. No sirve aumentar el tipo de
cambio sin buscar equilibrio fiscal. Tampoco sirve atrasar el tipo de cambio y
tener déficit fiscal. El gobierno está en una trampa y no encuentra salida.
La inflación alcanzó un nivel récord del 71,0% anual, pero pocos hablan
de que, siguiendo en este camino, en los próximos 60 días tendremos una
inflación del 80,0% anual y esta suba de tasas al 69,5% quedará en el olvido
para ubicarse en torno del 80% anual, o en niveles más elevados dado el crítico
escenario económico y la posibilidad de llegar a una inflación de 3 dígitos.
Mientras las miradas se posan sobre los precios, hemos tratado de
observar qué sucede con la evolución del tipo de cambio oficial, en donde el
Banco Central tiene una mirada mezquina, ya que este indicador sube por la
escalera, mientras que la inflación lo hace por el ascensor.
El dólar mayorista (el que
se toma como referencia para liquidar exportaciones e importaciones) subió en
el último año casi la mitad que la inflación, ya que aumentó el 35,7%. Esto
implica que la inflación en dólares se ubica en el 35,3%, cifra récord para la
serie analizada.
En
la medida que la inflación aumente el doble que el tipo de cambio mayorista
será muy difícil que se activen las exportaciones y resulta comprensible que se
potencien las importaciones. Ya sabemos que las importaciones
no podrán crecer porque el propio Estado limita el ingreso de mercadería del
exterior, algo que termina afectando el crecimiento del país.
Si observamos la evolución de la inflación y el tipo de cambio en los
últimos meses, hemos visto cómo la inflación tomó una dinámica
ascendente desde el mes de febrero de 2022 en adelante, mientras que el tipo de
cambio oficial mostró una aceleración desde diciembre de 2021 en adelante.
No obstante, parte desde niveles tan bajos que no logra neutralizar el aumento
de precios.
El gobierno cree que si aumenta el tipo de cambio potencia los niveles
de inflación, por ende, trata de utilizarlo como ancla antiinflacionaria y lo
aumenta por debajo de la inflación esperada. Por otro lado, el Estado entre
agosto y septiembre tiene que realizar erogaciones muy importantes de dólares
al comprar barcos regasificadores para abastecer de gas al mercado interno. Se
habla de erogaciones por U$S 2.400 millones, si el Banco Central devaluaría el
peso, a la Tesorería se le haría más engorroso conseguir los pesos para pagar
los barcos. Se especula que después de septiembre la política cambiaria podría
tomar otro rumbo.
Conclusiones
Atrasar
el tipo de cambio frente a la inflación es suicida, el gobierno
debería tener en cuenta que muchos productos que se exportan tienen altas
retenciones, con lo cual al atraso general habría que sumarle los derechos de
exportaciones que se cobran y afectan los precios de los productos que se
comercializan con el exterior.
El índice de tipo de cambio multilateral mide la competitividad del peso
argentino con la media de los países con quienes tenés comercio en el exterior.
Si medimos la serie desde el año 1997 a la fecha, el tipo de cambio medio se
ubica en torno de $ 164,25, aproximadamente unos $ 30 más elevado que el precio
del tipo de cambio actual, sin embargo, habría que tener en cuenta la enorme
cantidad de productos que por estar afectados por los derechos de exportación
tienen tipos de cambios más bajos, por ejemplo, la soja con derechos de
exportación del 33% tiene un dólar de $ 88 al 29 de julio pasado.
En el gráfico podemos notar que el tipo de cambio que era $ 4,00 en el
año 2002, a los valores actuales representa $ 279,84 que es un precio muy
similar al dólar MEP o Contado Con Liquidación en el mercado local.
Si el gobierno devaluara el tipo de cambio oficial, no creemos que esto
implicaría una suba de los dólares alternativos, todo lo contrario, creemos que
se achicaría la brecha. El gobierno debería devaluar, subir la tasa de interés,
reducir el déficit fiscal y dejar de emitir dinero.
En resumen, la devaluación del tipo de cambio oficial podría ser la
solución a muchos problemas, ya que alentaría mayores exportaciones,
desalentaría importaciones y se podrían incrementar reservas. La suba del tipo
de cambio es una condición necesaria pero no suficiente, debería ser acompañada
por una reducción del déficit fiscal, con miras a dejarlo en equilibrio, ya que
el virus de todos los males es el déficit y los daños colaterales es la
competitividad argentina, producto de utilizar el tipo de cambio como ancla
para controlar los precios y no como una herramienta para acompañar a los
sectores productivos a ser más competitivos, generar más empleo e incrementar
la actividad económica. |