Por Calos Keller - Recientemente, el vicepresidente del Banco Central,
Sergio Woyecheszen, planteó de manera descarnada el escenario económico. En una
charla abierta a través de la red social Twitter, el funcionario reconoció
que el
"régimen inflacionario está desanclado", es decir que el barco
está al garete. El funcionario le echa la culpa del problema a la pandemia, a
la guerra y a la crisis de la deuda en pesos de junio pasado.
Para el BCRA, a la salida de la pandemia y con el retorno del movimiento
de las personas, los precios volvieron a "viajar" a una velocidad
crucero de 53% anual (tal cual la habían recibido de Mauricio Macri). Con ello,
aparentemente, el Gobierno si iba a conformar hasta las elecciones del 2023.
Pero en febrero vino la invasión de Rusia a Ucrania y, luego, la crisis de la
deuda en pesos con los temores de reperfilamiento terminó de desbaratar los
planes del entonces ministro de Economía, Martín Guzmán.
Básicamente, la idea de los funcionarios que rodean a Miguel Pesce en la
entidad rectora del sistema financiero es que hay que reconstruir un
ancla para un barco que hoy está a la deriva, se estacione en el
nivel de inflación del 7% mensual, algo que va a resultar extremadamente
difícil, ya que los precios
parecen responder a una dinámica que escapa a la lógica técnica. Los
argentinos, es decir, los únicos demandantes de los billetes que imprime el
Central, huyen de ellos muy rápidamente.
Comportamiento defensivo y huida del peso
La teoría monetaria pura sostiene que al retraer la oferta de
dinero, la tasa de
inflación debería bajar, pero eso no está ocurriendo. Según
indica la consultora Quantum, la inflación se encamina a cerrar el año en un
rango cercano al 100%. Un fenómeno asociado a estos niveles de inflación es que
la demanda de dinero cae de manera acelerada. En términos de oferta y demanda,
datos al 16 de septiembre mostraban una base monetaria (dinero en circulación)
creciendo a una tasa anual del 40% y los agregados monetarios M2 (dinero en
circulación más depósitos a la vista) y M3 (dinero en circulación más depósitos
a la vista más depósitos a plazo fijo) lo hacen al 59% y 68%, respectivamente.
Pero se estima que en el mismo período la inflación alcanzó el 85%.
"Caídas de base y agregados monetarios en términos reales
(incluyendo plazos fijos con devengamiento de tasas reales negativas) son
reflejo del comportamiento defensivo y huida del peso a nivel agregado",
señala el reporte de la consultora que dirige Daniel Marx, quien en breve
comenzará a trabajar sobre el tema de la deuda asesorando al Gobierno.
Los datos muestran que la inflación, tal cual lo reconoce el BCRA,
está fuera de control y que ello ya obedece a cuestiones emparentadas con
la desconfianza del Gobierno, más que a razones técnicas.
El impacto del dólar soja
El economista Gustavo Reyes del Instituto de Investigaciones para la
Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), plantea que luego de la fuerte
emisión de pesos que tuvo que hacer el Banco Central para comprar el
"dólar soja", la entidad logró esterilizar mediante Leliqs y
pases pasivos, aunque para ello tuvo que subir las tasas de interés. Al 20 de
septiembre, la base monetaria había caído 2% respecto del mes anterior. Pero
advierte que "la contracción monetaria de los últimos meses no
necesariamente se habrá de traducir en una desaceleración significativa de la
inflación".
Reyes plantea que "continúa el proceso de huida del dinero
doméstico" debido a que el dinero circula más rápidamente, lo que lleva a
incrementar los precios. El analista del IERAL sostiene que, actualmente, están
predominando las variables que influyen de manera negativa sobre la
inflación (devaluación, dólar libre, precios regulados y salarios)
respecto de las que podrían enfriar (precios externos). "Sin un programa de
estabilización, el camino hasta las elecciones luce resbaladizo e inestable",
señala Reyes.
Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, considera
también que existen ya algunos elementos de desconfianza que hacen que la gente
busque sacarse de encima más rápido la moneda local, ya sea anticipando
compras o tratando de dolarizar. No obstante, señala que hay por estos momentos
cierta calma. "Hay dos tipos de personas, las que no pueden ahorrar y las
que pueden hacerlo. Para estas últimas, desde que llegó Sergio Massa se abrió
una lucecita", explicó. Es decir, aparecieron algunas opciones para
ahorrar en pesos y, por ello, según explicó el economista, "se moderó la
caída de la demanda de dinero" en el último mes.
AFIP va a controlar los gastos
que hagas con tarjeta de crédito en octubre: a partir de qué monto
Para Abram, el problema es la credibilidad, hacia adelante, del modelo.
Tanto Massa con su viceministro Gabriel Rubinstein han ganado tiempo, pero
tienen que hacer algo luego del "dólar soja". Como se trata de
liquidación de exportaciones anticipada, las reservas van a volver a caer.
"La gente es más inteligente que los economistas; si sube el dólar, sabe
que su dinero pierde valor", señaló. |