Por Mariano Boetnner - El Gobierno prolongó en la primera semana de
noviembre el ajuste en el ritmo del gasto público en el
inicio del bimestre más exigente para las cuentas públicas todos los años, y
redujo en casi 15% las erogaciones en comparación con la primera
semana de octubre.
Un informe de la consultora Analytica puso en números la
continuidad del camino de austeridad fiscal que encaró desde julio el sector
público para acercarse a la meta de reducción de déficit
primario incluida en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que
este año deberá ser equivalente al 2,5% del Producto Bruto Interno.
“En la primera semana de noviembre, el gasto
primario realfue 14,6% inferior respecto de igual semana de
octubre, y 23,4% de un año atrás. La caída interanual fue
generalizada entre las partidas”, analizó esa consultora en un informe
publicado este lunes, en un indicador anticipado a las cifras oficiales que
difunde la Secretaría de Hacienda todos los meses.
“Respecto a la primera semana de octubre, la obra pública fue
la única que se mantuvo por encima, a pesar de esto, con el 64% del presupuesto
asignado ejecutado, viene mostrando ser una de las partidas donde más recae el
ajuste”, consideró la consultora que dirige Ricardo Delgado.
En la medición interanual que realizó Analytica, los principales ajustes
los registaron Bienes y servicios (-57,9%), Programas sociales (-51,8%),
Transferencias a provincias (43%), Obra pública (-29%) y Subsidios económicos
(25,4 por ciento).
El fuerte control del gasto continúa cuando acaba de empezar el tramo
final del año, el más exigente típicamente para el sector público por el pago
de aguinaldos para empleados estatales y la aceleración de
ejecución presupuestaria de cierre de año, como por ejemplo en la obra
pública.
El secretario de Hacienda Raúl Rigo. Fotos: Gabriel Cano/ Comunicación
Senado
La rienda corta para el gasto se da en simultáneo a un fenómeno paralelo
que los datos oficiales mostraron, al menos hasta septiembre: el nivel
de pagos atrasados (deuda flotante) que acumula la administración
nacional. De acuerdo a los datos de la Tesorería General, en septiembre la
deuda flotante fue de $841.000 millones, contra los $713.000
millones de agosto y $717.000 millones de julio.
Es un tema que tiene especial relevancia porque el Fondo Monetario
Internacional comenzó a llamar la atención sobre este tema ya que forma parte
del conjunto de metas cuantificables con el FMI, aunque con un nivel de
relevancia menor en comparación con déficit primario, reservas o emisión
monetaria.
El último informe del staff del organismo se refirió a lo grave que
llegó a ser en determinado momento del año la acumulación de deuda flotante
(que el FMI llama “atrasos internos”) y cómo en los últimos dos meses el
Ministerio de Economía comenzó a acelerar la cancelación de esos pasivos. Para
el FMI, parte del cumplimiento de la meta fiscal de fines de junio estuvo
apoyada en ese incremento de pagos atrasados.
“El cumplimiento de las metas fiscales tuvo lugar en un contexto de
aumento de los atrasos internos (especialmente en el sector energético) en las
últimas semanas de junio. Los esfuerzos recientes para endurecer los controles
presupuestarios y reducir los atrasos en los gastos están teniendo un efecto
con los niveles de atrasos disminuyeron hasta mediados de septiembre, lo que
apunta hacia el cumplimiento de la meta de déficit de caja fiscal primario para
fines de septiembre y el techo de atrasos internos”, consideró el staff del
Fondo.
En ese sentido, el FMI calculó que a fines de junio, tal como había
anticipado Infobae, la deuda flotante había ascendido hasta unos $800.000
millones y que desde ese momento hasta mediados de septiembre ese número cayó
hasta unos $530.000 millones, más en línea con el techo para este ítem previsto
en el acuerdo, que a fines de septiembre fue de $612.000 millones. |