Por Javier Blanco - El anuncio apresurado de una ampliación del swap de
monedas que el país mantiene desde hace años con China para reforzar
cosméticamente las tenencias del Banco Central (BCRA) no modificó,
previsiblemente, el clima de nerviosismo que va ganando al mercado.
Es algo que se hace visible por la carrera alcista que –desde hace días–
vuelven a ensayar los precios más libres del dólar, volviendo a cotizar a
niveles que no mostraban desde fines de julio, cuando se inició la crisis que
ayudaría a terminar con la gestión Martín Guzmán en el Ministerio de Economía.
Pero que también está alentado por la renovada sangría de reservas que
enfrenta el BCRA, la peor en 26 meses, como hizo notar anteayer la nacion.
Ambas tendencias se agravaron ayer, pese a que la divulgación temprana
de ese refuerzo apuntaba a generar algún tipo de alivio.
Después de todo, el BCRA tuvo que volver a liquidar otros US$48 millones
de sus reservas en el mercado, por decimotercera rueda consecutiva, solo para
poder dar curso a los pedidos de compra de divisas que habían superado todos
los filtros oficiales.
En tanto, en los dólares financieros como en el blue se volvieron a ver
avances, que fueron del 1,2% al 2,7% en la jornada (ver aparte).
Un drenaje continuo
La nueva venta llegó en una rueda en la que apenas se operaron por el
segmento de contado oficial US$205,156 millones, 37% menos que en la rueda
previa.
Ese recorte en el volumen sirvió para que el BCRA bajara del 30% al 24%
su aporte total de divisas en relación con lo transado en una jornada en la que
validó un aumento de $0,34 en el dólar mayorista.
La divisa para los grandes negocios cerró a $161,92/162,12 por unidad
para la compra y venta respectivamente. Así, la devaluación oficial del peso
sigue viajando a una velocidad promedio del 7% en lo que va del mes.
Con la venta del día, el saldo negativo que la entidad que conduce
Miguel Pesce acumuló en las últimas 13 ruedas (desde el viernes 28 de octubre
en adelante) los US$930 millones, déficit que supera en más del 85% al que
mostraba en octubre y que ya rebasa en 3,5% al total de ventas que realizó en
el mismo mes de 2021.
Para dar con un período negativo mayor, hay que remontarse al lapso
entre el 19 de agosto y el 11 de septiembre de 2020 (un período de 18 ruedas en
el que se dilapidaron por esta vía US$1437 millones), cuando la economía
comenzaba a desentumecerse de la parálisis a las que fue sometida por las
restricciones de actividad durante la pandemia de coronavirus.
Además, en esta racha –si se considera su comienzo al final del dólar
soja–, ya dilapidó en este tipo de intervenciones unos US$1460 millones de los
US$5034 millones que había logrado recuperar, aunque pagándolos a $200 por
unidad.
¿Se viene otro dólar soja?
Los operadores insisten en señalar el marcado desbalance que la plaza
cambiaria oficial muestra entre oferta y demanda, algo provocado por el marcado
atraso que vuelve a registrar el tipo de cambio oficial real y agravado por el
impacto que tiene la sequía.
Pero también afectado por el incentivo que las cada vez más insistentes
versiones sobre una posible reedición del dólar soja durante diciembre otorgan
a los exportadores que tienen posiciones por liquidar para demorar esas ventas.
En este sentido, llamó la atención que el viceministro de Economía,
Gabriel Rubinstein, no lo descartara al ser consultado al respecto durante una
ponencia en unas jornadas del IAEF, el instituto que reúne a los ejecutivos de
finanzas.
“El tipo de cambio a fin de año va a ser $270, $269. ¿Hay que devaluar,
no hay que devaluar? Estamos previendo que se va a devaluar. Uno puede pensar
después, ¿conviene devaluar de esta manera o conviene de otra y después que
quede quieto, o de a dos o tres tramos?”, dijo enigmático. Luego agregó: “Si
sale mal es un Rodrigazo” (ver página 18).
“Tenemos que tener controles que funcionen bien. Por eso el SIRA, que es
fuerte y es duro. Esto parece el estrés del sistema médico en el Covid: allí
elegían qué enfermos atender, acá se elige qué industria sostener”, se sinceró.
Su explicación fue en línea con la que ofrecen desde el BCRA respecto de
una demanda importadora que se mantiene elevada y estaría relacionada con SIMI
antes aprobados y que aún no habían sido cursados.ß |