Por Rafael Mathus
Ruiz - WASHINGTON (De nuestro corresponsal).– El gobierno norteamericano, con
Joe Biden a la cabeza, intentaba ayer enviar un mensaje de tranquilidad a los
mercados globales para evitar un efecto en cascada de la quiebra de dos bancos,
el Silicon Valley Bank (SVB) y el Signature.
“Estén tranquilos,
el sistema bancario es sólido, sus depósitos están seguros”, dijo Biden antes
de la apertura de mercados en Estados Unidos, cuando la crisis provocaba el
derrumbe de las bolsas europeas, que cayeron en promedio 3%.
La Argentina no fue
ajena al temblor. Los bonos globales cayeron hasta 8% y el riesgo país trepó
hasta 2323 puntos, el valor más alto desde diciembre. En tanto, el S&P
Merval de la Bolsa porteña sufrió una caída de 4,7%. Para los analistas, la
crisis llevará a que la Reserva Federal modere la suba de tasas de interés, un
factor que ayudó a sostener las acciones en Wall Street.
WASHINGTON.–
Apremiados por blindar la economía de Estados Unidos, el presidente Joe Biden,
su equipo económico y la Reserva Federal, el banco central norteamericano,
tejieron contra reloj durante el fin de semana la mayor intervención en el sistema
financiero desde la crisis financiera global, una ofensiva extraordinaria que
buscó limitar el contagio del colapso de dos bancos durante el fin de semana.
En un discurso en la Casa Blanca antes de la apertura de los mercados, el
presidente buscó inyectar confianza y les aseguró a los norteamericanos que su
dinero estaba a salvo.
“Gracias a la
acción rápida de mi administración en los últimos días, los estadounidenses
pueden confiar en que el sistema bancario está seguro”, dijo. “Sus depósitos
estarán ahí cuando los necesitan”, reforzó.
El mensaje de Biden
coronó cuatro días frenéticos desde la caída del Silicon Valley Bank (SVB), un
banco regional de California muy vinculado a la industria tecnológica, que
sufrió una masiva corrida de depósitos y fue intervenido por el gobierno. El
episodio desató una crisis de confianza que de inmediato trajo el amargo
recuerdo de la caída de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, que hundió al
mundo en una crisis y en la Gran Recesión. Otro banco, el Signature Bank, también
cayó y fue intervenido anteayer, otra decisión para contener el “riesgo
sistémico”, según el gobierno. Un tercero, el First Republic, también tenía
problemas.
Sin tiempo que
perder, la Casa Blanca anunció que protegería a todos los ahorristas que tenían
dinero en ambos bancos –quedaba la duda respecto del tercero–, una medida
excepcional que su administración se preocupó por diferenciar de los bailouts,
los históricos rescates que varios gobiernos orquestaron en 2008 para contener
la crisis financiera global. El Tesoro, la Fed y la Corporación Federal de
Seguros de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés), la agencia independiente
que garantiza los depósitos bancarios, dijeron el domingo que cubrirán los
depósitos de todos los ahorristas, pero “los accionistas y ciertos tenedores de
deuda no garantizados no estarán protegidos”.
Biden reforzó ese
mensaje al reiterar que los depósitos en el SVB y el Signature estaban a salvo
y los clientes tendrían acceso a su dinero a partir de ayer mismo, y que los contribuyentes
no deberían soportar pérdidas. El presidente dijo además que les pediría al
Congreso y a los reguladores fortalecer las reglas para los bancos para “hacer
menos probable que este tipo de quiebra bancaria vuelva a ocurrir”. “Se
arriesgaron a sabiendas y cuando el riesgo no redituó los inversores perdieron
su dinero. Así es como funciona el capitalismo”, sentenció el mandatario.
Lecciones de
2008
La rápida reacción
de la Casa Blanca para contener la crisis desatada por la caída del SVB refleja
muchas de las lecciones heredadas de la crisis financiera de 2008, cuando los
gobiernos federales y los bancos centrales recién se movieron para rescatar a
la economía cuando la crisis ya había alcanzado su pináculo y el “riesgo
sistémico” era tal que ya no se hablaba de rescatar bancos o ahorristas, sino a
la economía global.
El equipo económico
de Biden, la Fed y los reguladores trabajaron durante el fin de semana en las
medidas, que incluyen garantizar los depósitos en ambos bancos, establecer un
nuevo mecanismo para dar a las instituciones financieras acceso a fondos de
emergencia y facilitar que los bancos pidan préstamos a la Reserva Federal en
casos de emergencia.
“Hoy estamos
tomando medidas decisivas para proteger la economía mediante el fortalecimiento
de la confianzapúblicaennuestrosistemabancario”, dijeron el domingo en un
atípico comunicado conjunto la secretaria del Tesoro, Janet Yellen; el
presidente de la Fed, Jerome Powell, y el jefe de la FDIC, Martin Gruenberg.
“Este paso garantizará que el sistema bancario continúe desempeñando sus
funciones vitales de proteger los depósitos y brindar acceso al crédito a los
hogares y las empresas de una manera que promueva un crecimiento económico
sólido y sostenible”, indicaron.
Con todo, y a pesar
de la veloz intervención y las palabras de confianza de Biden y de su equipo
económico, las dudas acerca de la profundidad y la magnitud real de la crisis
parecían estirarse, y el contagio a otros bancos regionales comenzaba a verse
en las duras caídas de sus acciones.
La Casa Blanca
espera que los anuncios ayuden a aislar la caída del SVB y eviten un
descarrilamiento de la recuperación de la economía, principal pilar con el que
Biden planea ir en busca de su reelección. Pese a que las acciones de varios
bancos regionales sufrieron duras pérdidas, los principales índices accionarios
de Wall Street operaban con leves ganancias. Uno de los motivos: ante el nuevo
sacudón, el banco de inversión Goldman Sachs –al que muchos ven como un
potencial comprador del SVB– dijo que la Fed puede llegar a poner en pausa las
subas de la tasa de interés que aplicó en los últimos meses para controlar la
inflación, un giro para custodiar la economía.
Lloyd Blankfein,
quien estaba al frente de Goldman Sachs durante el colapso de 2008, se mostró
confiado en que el alcance de la crisis sería esta vez limitado. “Algunos
bancos pueden tener problemas como el SVB, pero solo unos pocos. Las acciones
del gobierno eliminaron las razones de las corridas bancarias. Los bancos más
grandes tienen una regulación y pruebas de estrés mucho más estrictas”, dijo
Blankfein en Twitter.
El SVB es un banco
regional basado en Santa Clara, California, con estrechos lazos con la
industria tecnológica y la fuente de financiamiento más reconocida para
startups. Para las nuevas tecnológicas, la caída del banco podría provocar
despidos masivos o el colapso de cientos de nuevas compañías. “Si el gobierno
no interviene, creo que toda una generación de empresas emergentes desaparecerá
del planeta”, afirmó a la agencia Reuters Garry Tan, presidente de la
incubadora Y Combinator, apenas se desató la crisis.
La nueva crisis
comenzaba a dejar una marca en el horizonte de la economía pese a la urgencia
que mostraba la Casa Blanca, justo después de que el país mostraba signos de
recuperación tras la crisis de la pandemia del coronavirus, a pesar del azote
que provocó la peor inflación de los últimos 40 años. |