Por Virgina Porcella - El dato de inflación del mes pasado conocido ayer, de 6,6%, afirmó el descalabro del precario equilibrio que se había alcanzado hacia fines del año pasado en la política monetaria. Si ya el IPC de enero volvió a poner sobre la mesa de debate del Banco Central la necesidad de volver a ajustar la tasa de interés, el registro de febrero combinado con la expectativa y datos preliminares respecto a la evolución de los precios en marzo, confirma que mañana la entidad monetaria volverá a subir la tasa de interés, después de seis meses de mantenerla sin cambios.
Ése es, además, el compromiso con el Fondo Monetario, que reiteró en su comunicado del lunes el consenso alcanzado con las autoridades argentinas sobre la necesidad no sólo de mantener tasas reales positivas sino, también, políticas de competitividad cambiaria. Ese entendimiento se traducirá, como primera reacción, en un nuevo incremento de la tasa de referencia, con su consecuente impacto sobre los depósitos a plazo fijo. La magnitud de la suba está todavía en plena discusión entre los funcionarios del equipo económico y, por supuesto, el directorio del BCRA, pero no se descarta que se trate de algo más que un “retoque”. Actualmente, la tasa de política monetaria, la que rige para el pago de intereses de las Leliqs y de plazos fijos a 30 días, se ubica desde septiembre del año pasado en 75% anual (107,5% efectivo anual), lo que equivale un 6,
Ese nivel pasado ya quedó por debajo del ritmo de suba de precios del mes y todo indica que también de marzo. De ahí que lo que estaba meramente en análisis en los últimos días, ahora fuentes oficiales lo dan como un hecho. “Con el dato de inflación, no hay chances de evitarlo”, aseguró un oficial a Infobae, quien no descartó que se trate de una suba marcada y no de un retoque de apenas 2 puntos porcentuales.
A la par de
sostener las tasas reales positivas, la gestión económica vuelve a enfrentar el
dilema sobre el ritmo de devaluación. Durante un breve e inédito período desde
que asumió el gobierno de Alberto Fernández, la suba del dólar oficial le ganó
a la inflación durante el último bimestre del año pasado. Eso hizo que el Banco
Central redujera el ritmo durante enero y, a pesar del IPC de ese mes, también
en febrero. Así, el dólar oficial volvió a correr por detrás del resto de los
precios de la economía, a pesar de la promesa del equipo económico de no
atrasar más el precio del billete.
“A fin del año
pasado, el dólar le ganó a la inflación pero sólo porque la inflación bajó a 5%
por el efecto de la carne que ahora se revirtió. Pero cuando la inflación
volvió a subir, no se aceleró el ritmo de devaluación para compensar, de hecho
desde enero lo sube a un ritmo de 5,5% mensual. Ahí lo único que puede hacer el
Banco Central es evitar que se le escape mucho”, sostuvo Martín Polo,
economista a cargo del departamento de Estrategia del Grupo Cohen. En otros
términos, para evitar una profundización del atraso cambiario y cumplir
mínimamente con la política que exige el FMI, el BCRA deberá acelerar el paso.
Otra vez, fuentes oficiales advirtieron que también ese plano “está todo” bajo
análisis.
Desde la consultora
financiera Delphos interpretaron que el anuncio del FMI implica que “se
mantendrán las tasas de interés reales positivas y la competitividad cambiaria.
Esto implicaría acelerar el ritmo devaluatorio desde 5,4% mensual en los
últimos días a la inflación de febrero, superior al 6% mensual. En esta línea,
la inflación de marzo podría plantear desafíos importantes al nivel actual de
tasas de interés”.
Una dificultad
adicional plantea otra exigencia del Fondo: ante la posibilidad de intervención
oficial mucho más acotada en el mercado del dólar financiero, la política de
tasas adquiere mayor relevancia a la hora de evitar la ampliación de la brecha
cambiaria que, al igual que una devaluación del dólar oficial, impulsa la suba
de la inflación, actualmente en niveles superiores al 100% interanual, tal como
informó ayer el INDEC. |