Por Juan Gasalla -
El Banco Central profundizó en las últimas semanas el saneamiento de
su balance, en un desafiante escenario debido a la caída de reservas
internacionales, el estancamiento de los plazos fijos en pesos y la salida de
depósitos en dólares del sistema financiero doméstico que se desató después de
las elecciones primarias del 11 de agosto.
La autoridad
monetaria redujo de manera drástica su stock de deuda de Letras de
Liquidez (Leliq), cuya tasa de interés marca el sendero de la política
monetaria y se transmite a los retornos que los bancos pagan a los ahorristas
por depósitos a plazo fijo y también al crédito.
Este lunes, el
Central colocó en dos tramos Leliq por $122.411 millones, con
una tasa promedio de corte sin cambios, en 63,003% anual,
en el piso establecido para el mes de noviembre por el Comité de Política
Monetaria (COPOM) de la entidad.
Frente a
vencimientos en el día por $156.066 millones, la renovación parcial de Leliq
tuvo un efecto monetario expansivo de unos $36.312 millones, al
contabilizar el pago de intereses por unos 2.657 millones de pesos.
Asimismo,
el stock de Leliq disminuyó unos $33.654 millones, a $742.802
millones, el monto más bajo desde el 30 de enero de este año.
En términos
reales, se trató de un acelerado recorte de esta deuda si se contempla una
tasa de inflación en torno al 40% en los últimos diez meses.
Desde la contundente
derrota del oficialismo en las PASO, que prácticamente dio por terminadas
las chances de una reelección de Mauricio Macri en los comicios presidenciales
de octubre, el Banco Central se abocó a reducir el stock de Leliq, que
cedió 42,4% o $546.066 millones, desde los $1.288.868 millones ($1,29
billón) que contabilizaban el 9 de agosto último.
Además
posibilitó reducir Leliq sin un excesivo costo
inflacionario el cambio de normativa integración encajes, también
anunciado el 28 de octubre ya consumada la victoria de Alberto
Fernández en las elecciones presidenciales, por la cual los bancos ya no
podrán usar los encajes bancarios en inversiones en Letras de Liquidez. Esto
implicó que unos $150.000 millones por los cuales el Central pagaba
intereses a los bancos ahora quedarán “encajados” en las entidades financieras,
pero a “tasa 0%”, sin afectar el circulante.
Habida cuenta del
rampante salto cambiario experimentado por economía argentina en el último año
y medio, también fue acusado el descenso de estos pasivos remunerados
del Banco Central cuando se los mide en dólares.
Antes de las PASO
el stock de Leliq representaba unos USD 28.483,3 millones (43% de las reservas
internacionales); hoy es de unos USD 12.442,2 millones, un 28,5% de las
reservas.
La devaluación del
peso decantó en una licuación pronunciada de esta deuda, por la que
el Banco Central llegó a pagar las tasas de interés más elevadas desde la crisis de 2002, con el
vano objetivo de incrementar la demanda de pesos en el año electoral y
desactivar las presiones alcistas para el dólar.
Hasta el 9 de
agosto el stock de Leliq se correlacionaba con el stock de depósitos en
pesos a plazo fijo del sector privado, pues los bancos tomaban el dinero
de ahorristas y empresas para colocarlo en títulos de deuda del Central,
exclusivos para ser suscriptos por estas entidades. Entonces los plazos fijos
no ajustables por CER/UVA sumaban unos $1.267.894 millones ($1,27 billón).
Como la imposición
de rígidos controles cambiarios a partir del 28 de
octubre estranguló la demanda privada de dólares, se eliminó el riesgo de
un inmediato pasaje de ahorro en pesos a divisas, hecho que habilitó no solo
el desarme más rápido de Leliq, sino también el recorte de las tasas de
interés.
De esta forma, el
presidente del BCRA, Guido Sandleris, legará a su sucesor una deuda
“cuasifiscal” inferior a la recibida en el BCRA por la administración de
Cambiemos el 10 de diciembre de 2015, cuando el stock de Lebac, por
$296.182 millones, significaba unos USD 30.381,4 millones (a un tipo
de cambio oficial de $9,7488), un 122% de las reservas internacionales,
que ascendían a 24.862 millones de dólares.
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