Por Horacio Alonso - “¿Alguien quiere comprar dólares?”, la pregunta
se repitió hoy, una y otra vez, en el circuito informal de la economía. Si hay
un sector que está cumpliendo la cuarentena a rajatabla es el de las “cuevas”
que, al parecer, decidió extender la parálisis de la actividad después del
feriado de lunes y martes.
Ya
desde la semana pasada, este submundo cambiario venía
disminuyendo el movimiento por falta de una pata del negocio. Con la sequía de
pesos que hay en la plaza sólo operaba la parte vendedora y a cuentagotas.
Declarado el aislamiento social obligatorio, la situación se profundizo hasta
alcanzar niveles pocas veces vistos. Fue un día hábil diferente hasta donde los
“arbolitos” desaparecieron. Sólo en el corazón de la City porteña se
podían encontrar algunos operadores dispuestos a trabajar.
Lo
poco que se hizo marcó una baja en la cotización del “blue” respecto a la
semana pasada. Fuera de la zona céntrica, los teléfonos se cansaron de sonar
sin que nadie atendiera. “No tenemos precio y los mayoristas se tomaron
otro feriado” explicó un “cuevero” al que se pudo contactar por whatsApp
desde la tranquilidad de su casa.
Esta
calma que disfrutan algunos es nerviosismo para otros. Con parte de la economía
en negro paralizada por la cuarentena, muchos cuentapropistas necesitan vender
ahorros en dólares para subsistir pero al no tener el canal habitual para
hacerse de pesos el día a día se complica.
“Muchos
clientes me llamaron para cambiar dólares y les tuve que decir que no tenía
pesos para darles. La situación de algunas es delicada porque como no facturan
no tienen para las compras básicas para la casa” señaló otro operador. Es
posible que esta tendencia se perciba con más fuerza a principios de mes,
teniendo en cuenta que muchos trabajadores en blanco tendrá dificultades para
cobrar sus sueldos y saldrán también – los que tienen – a liquidar ahorros.
Esta
sequía está haciendo resurgir un hábito muy común en épocas de fuertes
controles de divisas: el “trueque” cambiario entre particulares. Es
decir, evitar los intermediarios y conseguir algún conocido o familiar que
quiera comprar dólares. El problema es que no son muchos los que tienen hoy
pesos sobrantes. Más si se tiene en cuenta lo mencionado sobre las dificultades
para el cobro de sueldos en varios sectores formales. Además, en caso de
recibirlo en tiempo y completo, esas personas tienen que tener un poder
adquisitivo considerable para que tener la posibilidad de ahorrar en “verde”.
Por eso, la oferta de compradores de dólares está muy limitada.
Gente
con experiencia en estas cuestiones y atentos a las oportunidades que ofrece la
turbulenta economía argentina dio como consejo apuntar a aquellos comerciantes
de sectores “esenciales” que tienen autorizados a seguir abiertos. Carnicerías,
verdulerías, almacenes y ferreterías –tan de moda en estos días – pueden
convertirse en “cuevas” temporarias durante esta crisis.
“Son
negocios que están recibiendo una fuerte afluencia de público y pueden
‘distraer’ parte de la facturación, más si se trata de zonas menos
céntricas” aconsejó un especialista. Destaca que son los únicos que tendrán
excedentes de pesos como para volcarlos al circuito cambiario ilegal. Además,
cuentan con el atractivo, ante esta situación de necesidad, de poder fijar el
tipo de cambio que le convenga ya que vendedores apremiados van a sobrar estos
días.
Uno
de los operadores consultados estimó que cuando se normalice la plaza cambiaria
informal puede haber un efecto “puerta 12” en el que muchos vendedores se vuelquen
al mercado y eso haga que baje la cotización informal.
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