Por Francisco Jueguen - Un nuevo deadline oficial para el cierre de las
negociaciones por la deuda pública argentina se acerca, y las diferencias entre
el Gobierno y los acreedores privados con títulos bajo legislación
extranjera se acortaron, según cuentan, pero aún
persisten.
La segunda prórroga oficial de la negociación, luego del
default selectivo o "soft default" al que entró el país el viernes
pasado, llegará el próximo 2 de junio, o sea, el próximo martes, de acuerdo a
lo informado a la Comisión de Bolsa y Valores de los EE.UU. por el Gobierno.
Pese a que en el Ministerio de de Economía que conduce
Martín Guzmán aseguran que se sigue negociando de buena fe y que las posiciones
se siguen acercando, dos fuentes cercanas a la cartera afirmaron a LA NACION que aún no se logró cerrar la brecha entre
lo que el Gobierno considera sustentable para el país y lo que desean obtener
los bonistas.
"Falta todavía", confió una fuente oficial cercana
a la negociación. "Faltan algunas manos de póker aún", confirmó otra,
que sigue de cerca los avances. Según estimó este último hay una diferencia de entre ocho o nueve
"puntos" con dos comités de bonistas. La misma se
agranda, en tanto, en la búsqueda de acuerdo con el fondo BlackRock, el más
duro en la negociación pese a que en los últimos días también buscó bajar sus
expectativas y acordar. "Se prefiere la prudencia y el no triunfalismo. Se
sigue trabajando", indicó el funcionario.
En el Ministerio de Economía indican que la negociación es
complicada por los diferentes intereses que muestran los actores involucrados,
según la composición de cada cartera.
El propio Guzmán
acercó ese mismo diagnóstico a los principales empresarios del país en
un encuentro virtual vía Zoom que mantuvo ayer. Sin dar precisiones sobre si ya
mejoró o no la oferta argentina -una de las versiones sin confirmación oficial
que corrieron esta semana-, señaló que todavía faltaba sortear una distancia.
"Si las diferencias no son grandes hay que acelerar el acuerdo de la deuda
sin dar más vueltas", le dijeron los hombres de negocios.
LA NACION volvió
a consultar si efectivamente se había mejorado o no la oferta original de la
Argentina, que el 8 de mayo último terminó con una aceptación cercana al 13%.
No hubo respuesta ni del Gobierno argentino ni tampoco de los bonistas. La
oferta original de Economía preveía una fuerte quita de más de 60% en
intereses, una en el stock de capital (en promedio 5%), bonos con vencimiento
en 2047, una tasa de interés que no supera el 5% y un período de gracia de tres
años. En principio, no se reconocían intereses durante ese lapso de tiempo.
Los empresarios, entre los que estaba Paolo Rocca, Luis
Pagani, Enrique Cristofani, Carlos Miguens y Federico Braun, le recalcaron al
ministro de Economía la necesidad de
evitar el default y alertaron sobre el impacto que podría tener una
cesación de pagos total en el financiamiento de sus empresas, sobre todo
pensando en la salida de la pandemia. Guzmán les recalcó que, más allá de los
tiempos, no se cerrará un acuerdo que no
beneficie al país y que no sea sostenible en el largo plazo (que no
requiera de una reapertura).
Según supo LA
NACION, uno de los empresarios opinó que debería pensarse en los
años 2023, 2024 o 2025 a la hora de negociar la deuda. Guzmán, al final,
respondió que "era importante pensar en el presente claro, pero también
ser conscientes que el futuro llega y que los parches no sirven". El
ministro dio el ejemplo del endeudamiento de hace cuatro años a tasas del 7%,
"cuando el mundo financiaba a tasas cercanas a 0%". "Lo que es
futuro luego será presente", reflexionó.
En la semana, Economía instruyó a que, en estos días, los bancos HSBC y Bank of America (BoA),
entidades que asesoran al país en el proceso de reestructuración de la deuda,
contacten a los bonistas minoritarios, o a aquellos que no integran
los tres comités de acreedores desde los que negocian los grandes fondos de
inversión con títulos locales. "Atención a lo que pueda incidir en la
etapa final de la negociación", comentaron en Economía.
El fin de semana
pasado comenzaron a firmarse los Non Disclosure Agreement (NDA,
por sus siglas en inglés) o convenios de confidencialidad entre las
partes que discuten la letra fina de un eventual acuerdo por los US$68.000
millones de deuda bajo ley Nueva York elegible.
"Las negociaciones continúan por un sendero que
consideramos positivo. Mi visión es que estamos experimentando un mayor
entendimiento mutuo entre las dos partes", dijo a la agencia Reuters el
ministro Guzmán, el mismo día en el que la Argentina cayó en default selectivo.
"La razón por la que extendimos [el plazo de] la oferta
es técnica. Estamos planeando realizar modificaciones con el objetivo de
alcanzar un acuerdo sostenible con nuestros acreedores", señaló el
ministro en el párrafo que volvió entonces a despertar la ilusión un cierre
positivo. La conclusión de las negociaciones, a sólo cinco días del fin de un
nuevo deadline , no llega.
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