Por Sofía Terrile - La macro y la microeconomía del país por estas semanas parecen depender casi por completo de la negociación de la deuda soberana. Pero hay un sector donde el devenir de las negociaciones impacta directamente: las obligaciones negociables. Son los bonos corporativos que emiten las grandes empresas del país para obtener financiamiento. Para evitar una catástrofe en 2021, ante el vencimiento de sumas multimillonarias, la última firma que solicitó un canje de los instrumentos que emitió es Telecom. En un comunicado enviado a la Comisión Nacional de Valores (CNV), el organismo estatal que regula la actividad bursátil, la empresa de telecomunicaciones anunció que lanzó una oferta de canje para “cambiar” bonos que vencerán el 15 de junio de 2021 (con una tasa del 6,5%) a otros con vencimiento en 2025 y una tasa del 8,5%, por un valor nominal de hasta US$520 millones. Este es el cuarto canje que lanzan compañías que fueron históricamente sólidas en sus finanzas, pero que, ante el contexto de la pandemia y de una macroeconomía desordenada, debieron renegociar sus deudas para evitar incurrir en un default. La primera fue Aeropuertos Argentina 2000, con un acuerdo ya cerrado con sus acreedores por US$120 millones; la segunda, Raghsa, la constructora de edificios como Le Parc; la tercera, YPF, y la última es Telecom. Para Lorena Reich, directora de la región Latam para Lucror Analytics, los cuatro canjes propuestos fueron, por el momento, “amigables” y favorables al inversor. “Todas las empresas mostraron buena voluntad, a diferencia de lo que sucedió en 2001, cuando algunas aprovecharon el default soberano para decir que no podían pagar”, señala. Adelantarse ya es un gesto, añade. La mayoría de estos canjes ofrece algún incentivo para que el inversor decida extender los plazos del vencimiento del bono corporativo, como algún adelantamiento de parte de los pagos, o mayores tasas. Por ejemplo, YPF quiere estirar una deuda por US$1000 millones que vence en marzo del año próximo. La propuesta de la compañía es ofrecerles a los tenedores de esa obligación negociable (ON) un pago en efectivo y una nueva serie de ON con vencimiento final en 2025. Una empresa con sus finanzas en rojo tiene dos alternativas: reestructurar o defaultear. La primera es más habitual cuando la deuda está emitida bajo ley extranjera y hay mayores posibilidades de conflictos en los tribunales con resolución desfavorable; la segunda, cuando las ON están emitidas bajo ley local, como en el caso de la firma de electrodomésticos Ribeiro. Mientras la negociación por la deuda soberana sigue su camino (el Gobierno presentó esta semana la cuarta “y última” propuesta a los acreedores), las finanzas de varias empresas que se endeudaron en dólares dependen de que se cierre ese canje “macro” y se evite el default para poder avanzar. “Muchas compañías no podrían enfrentar vencimientos grandes en 2021 si el mercado está cerrado; necesitarían del mercado internacional para refinanciar, porque en el mercado local no habría disponibilidad”, explica Reich. El año que viene será desafiante para varias compañías endeudadas. No solo vencerían obligaciones negociables de Telecom y de YPF, sino también de Mastellone y Pan American Energy, entre otras firmas. Y entre el impacto del coronavirus y la macroeconomía local, en cuestiones de deuda corporativa hoy no hay sectores que sean ganadores seguros. De todas maneras, obligaciones negociables no es la norma en la Argentina. La consultora Research For Traders calcula que el crédito corporativo de todas las empresas en el mercado internacional equivale al 5% del PBI, mientras que en Perú o Chile, ese porcentaje asciende hasta un 25%. La Argentina no tiene un sector privado apalancado en el mercado de capitales. |