Por Yanina Otero - Un poco en broma pero
con datos bastante ciertos algunos economistas dicen que “la soja es peronista” y
es que el valor de la oleaginosa no solo alcanzó su pico histórico de u$s650 la
tonelada durante la gestión presidencial de Cristina Fernández de Kirchner en
2012, sino que también bajó hasta los u$s380 cuando el presidente era Mauricio
Macri, para luego retomar el camino alcista a partir de la llegada a la
presidencia de Alberto Fernández. Los datos son contundentes:
desde fines de 2020 la soja no para de subir, al igual que el trigo y el maíz y
por eso este año se espera que la agroindustria aporte el récord de poco más de
u$s51.000 millones, lo que representa u$s16.000 más que dos años atrás.
“El
escenario externo se viene mostrando muy favorable para Argentina desde fines
del 2020 hasta el presente en lo que respecta a precios de commodities agrícolas.
Por distintos motivos los granos se hicieron más escasos en este período,
impulsando una competencia entre consumidores de distintos países que derivó,
en una importante mejora en las cotizaciones internacionales. Para los países
que producen en exceso respecto a lo que necesitan para mantener bien
abastecido su mercado interno y en los que el sector agropecuario es una
actividad productiva con peso económico propio, caso de nuestro país, el boom
de los precios internacionales de las commodities ha sido ganar-ganar: más
ingresos para el sector y sus eslabonamientos, más divisas para el país y más
recaudación para el Estado”, explica el economista de la Fundación Mediterránea
Juan Manuel Garzón.
El
análisis no deja lugar a dudas. En el primer cuatrimestre de este año la soja
promedió los u$s648 la tonelada en los puertos argentinos, un precio que se
ubica 20% arriba del valor medio del 2021, y si la comparación es contra el
2020, la brecha se amplía al 69%. En maíz, el otro cultivo dominante, que
genera actualmente el segundo complejo exportador del país, los precios
muestran una dinámica casi idéntica: u$s303 la tonelada en primeros meses de
este año, 22% arriba del año pasado y 68% por encima del 2020.
“Para
tener orden de magnitud del shock externo favorable, una cosecha de 22 millones
de toneladas de trigo, de 43 millones de toneladas de soja y de 50 millones de
toneladas de maíz, que son los volúmenes aproximados que tendrá finalmente el
ciclo agrícola 2021/2022, vale u$s51 mil millones a los precios internacionales
de este año, pero u$s31 mil millones a los precios del 2020, es decir hay u$s20
mil millones de efecto precio. Como no todos los granos se exportan, el premio
que generan los altos precios en términos de divisas es aproximadamente el 80%
de la cifra anterior, un plus de unos u$s16 mil millones”, adelanta Garzón.
En
este contexto, el economista explica que los factores que actualmente sostienen
los precios en niveles altos son básicamente tres: las existencias globales
(relativamente bajas); los efectos de la invasión de Rusia sobre la producción
ucraniana futura (con impacto en maíz, trigo y girasol) y una oferta de soja
sudamericana (Brasil, Argentina, Paraguay) que será finalmente bastante menor
que la del año pasado.
Como
factor bajista asomaría en el horizonte la importante desaceleración de la
economía china y probablemente también de la economía global en un contexto de
subas de tasas de interés. Por último, un elemento que será también determinante
de la dinámica del mercado en próximos meses es la campaña agrícola en Estados
Unidos, un mínimo problema en el primer productor y exportador mundial de
granos generaría presión adicional sobre los precios, lo contrario sí la
campaña avanzase de manera prometedora.
Por
lo pronto, estas semanas comenzaron a ingresar a la economía local los dólares
de la cosecha de soja, y eso no es poca cosa en un contexto de escasez de
divisas. Según las proyecciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, durante mayo
la agroindustria aportaría unos u$s4.000 millones y por lo menos, hasta
septiembre próximo en ningún mes habría un ingreso menor a los u$s3.300
millones.
Definitivamente
habrá más dólares, pero el interrogante que plantea el actual escenario
económico es si el Banco Central podrá aprovechar el mejor ingreso de divisas
durante este período. En lo inmediato en lo que va de
mayo, los datos parecen ser alentadores, durante la primera semana de mayo la
autoridad monetaria logró cerrar con compras por u$s520 millones.
“Lo
que suceda en las próximas semanas determinará la disponibilidad de reservas
con las que contará la Argentina durante este año. Se sabe que el BCRA
terminará con una posición compradora pero el interrogante es cuánto podrá
comprar y si eso será suficiente para conseguir un mayor poder de fuego en el
mercado de cambios y atender la continua demanda de los diversos sectores
productivos que hoy son deficitarios. Que ingresen más dólares
de por si es una buena noticia pero se tiene que analizar en el conjunto de la
economía porque en la práctica es el único sector que genera divisas genuinas y
ese el gran problema que está afrontando la economía argentina”, analizó en
diálogo con Ámbito el conomista Martín Polo, estratega en Jefe de Cohen. |