Sábado 18 - Por Matías Moreno - Mauricio Macri masculló bronca durante las últimas
horas de su periplo por el continente europeo. Atrincherado en Barajas, Madrid,
despotricó contra la aerolínea British Airways que lo dejó varado y le impidió
embarcarse a Chile para asistir a la presentación del Grupo Libertad y
Democracia, junto a los exmandatarios Sebastián Piñera (Chile), Iván Duque
(Colombia), Vicente Fox (México) y José María Aznar (España), entre otros. Por
el “pésimo servicio” de la aerolínea inglesa, se conectó ayer desde el
aeropuerto para exponer, vía Zoom, frente a sus aliados. Antes de subirse al
avión que lo traerá a Buenos Aires, llamó a combatir el “relato” del populismo
y alertó sobre la herencia económica de la gestión del kirchnerismo. Consultado
sobre si será o no candidato, se mantuvo críptico: “Yo voy a colaborar en el
lugar que pueda agregar más”.
Quienes lo tratan a
menudo aseguran que la decisión sobre su futuro solo la sabe él. Sus
colaboradores más estrechos juran que aún no les comunicó su próxima jugada.
Pese a la creciente presión en Juntos por el Cambio para que defina si pretende
o no volver a disputar la Presidencia, Macri no tiene apuro: planea revelar la
incógnita entre abril y mayo, cuanto restarán pocos días para el cierre de
alianzas y listas electorales. Eso sí, el expresidente notó una novedad durante
las últimas horas que les hizo saber a sus íntimos. Se intensificaron los
mensajes que recibió en su celular de dirigentes de peso de JXC, grandes
empresarios y referentes de la opinión pública, lo que Macri denomina como el
“círculo rojo”, en el que le piden que vuelva a ser candidato a presidente. Él,
dicen, no se inmuta ni suelta prenda, con el instinto de un jugador de póquer.
“La decisión es personal, no electoral”, insisten en su entorno de confianza.
Patricia Bullrich
espera señales, aunque acelera y confía en su pálpito: Macri no jugará. Lo
mismo piensa Horacio Rodríguez Larreta, pero monitorea las encuestas por si el
expresidente se suma a la carrera. Ya está lanzado y no imagina bajarse. En
cambio, María Eugenia Vidal aguarda la instrucción de Macri. A diferencia de
Larreta, no oficializará sus ambiciones hasta que el fundador de Pro revele sus
planes.
Durante su
exposición virtual ante el panel del Grupo Libertad y Democracia, Macri instó
ayer a sus aliados de la coalición opositora a “aprender a competir”. Repitió
que la Argentina enfrentará meses “muy duros”. Es que visualiza que se incuba
una crisis mayor por la gestión de Sergio Massa. Pero es “optimista” a futuro:
está convencido de que JXC recuperará el poder nacional. ¿Cuál será su rol?
En el seno de Pro las
opiniones sobre el futuro de Macri se dividen en dos vertientes. Están los que
creen que no se postulará y que mantiene la incógnita para acumular capital
político y condicionar a Larreta y Bullrich. Otros sospechan que movió las
fichas y vació de poder al jefe porteño, su principal retador en el universo de
Pro, para preparar el terreno para el lanzamiento de su campaña para suceder a
Alberto Fernández. En su entorno califican de inconsulta la idea del jefe
porteño de contemplar la chance de usar la boleta única electrónica para salir
del laberinto porteño y resolver la encrucijada que le plantea la ambición de
Martín Lousteau.
Macri sabe que el
misterio alimenta la expectativa. No solo percibe la ansiedad entre sus
herederos políticos en Pro y sus socios de la UCR y Peronismo Republicano, la
fuerza que lidera Miguel Ángel Pichetto, sino también entre sus adversarios del
peronismo y del kirchnerismo. Desde Europa siguió con atención los movimientos
fichas en el tablero del principal conglomerado opositor, como el conflictivo
cierre de listas en Tucumán, Salta y Tierra del Fuego por la pelea entre los
radicales y macristas. Cuando lo visitaron en Cumelén, Pichetto y Ramón Puerta
le advirtieron que su indefinición podría generar fisuras en las provincias por
la falta de un conductor de la oposición. “La herida se puede convertir en una
infección”, le alertan. Pero Macri espera, aunque aboga ante propios y extraños
que JXC no puede disgregarse.
Mientras pasaba sus
días en Bolonia y Zúrich, el expresidente también alentó a sus socios salir a
alertar sobre las consecuencias del canje de la deuda pública que hizo Sergio
Massa, cuyos vencimientos están previstos para 2024 y 2025. Pero, sobre todo,
Macri puso énfasis en intentar visibilizar la escalada de violencia en Rosario,
Santa Fe, por el narcotráfico. “El crimen organizado es el socio del
populismo”, dijo ayer. Y acusó al Gobierno de haber liberado a miles de presos
por la pandemia y de haber tenido una postura laxa en el combate al narco. De
hecho, Macri volverá a salir a escena en Rosario pasado mañana. No solo
presentará el libro Para Qué, sino que tiene previsto recorrer instituciones
vinculadas a la lucha contra las adicciones y visitar barrios donde el narco
mantiene en vilo a las familias. “Es una señal de compromiso”, dicen cerca
suyo.
En Rosario Macri no
comunicará su decisión electoral, pero se exhibirá junto a Carolina Losada, una
de las nuevas figuras de la UCR y protagonistas de la foto de radicales junto a
Patricia Bullrich en la Fiesta Nacional de la Vendimia en Mendoza, quien define
por estos días si se anotará o no en la carrera por la sucesión de Omar
Perotti. Losada no será la única dirigente de JXC de Santa Fe que escoltará a
Macri. También estará Maximiliano Pullaro (Evolución Radical), aspirante a
gobernador. “Nuestra coalición debe demostrar que la competencia, hecha con
altura, es algo sano y nos mejora”, remarcó ayer. ● |