Por Claudio Zlotnik - Sergio Massa relanzó la ofensiva para conseguir dólares en un intento urgente por reforzar las reservas del Banco Central . En una sola jornada, este lunes, el Palacio de Hacienda informó la llegada de u$s680 millones por desembolsos de organismos internacionales, y en simultáneo los voceros oficiales se vieron obligados a desmentir un desdoblamiento cambiario o directamente una devaluación.
La búsqueda de dólares se transformó en la prioridad número uno de la gestión Massa. No es que hasta aqui no lo fuera; de hecho, el ministro siempre aclaró que una baja de la explosión sería consecuencia de una mejora en las reservas del Banco Central.
Lo que cambió fue la urgencia. Las consecutivas ventas de dólares en el mercado pusieron en alerta roja a las reservas. Sin alternativas de ingreso de divisas a la vista, las versiones en el mercado financiero se acumularon en el comienzo de la semana.
La posibilidad de un desdoblamiento cambiario tuvo que ser desmentida por el equipo economico.
El gran inconveniente de base, este año, tiene que ver con el faltante de u$s20.000 millones por la sequía. Son dólares que le faltarán a la economía y que no hay forma de compensar, para evitar una crisis. Al menos hasta ahora.
Massa pretende
encontrar un piso de u$s7.000 millones en las próximas semanas, en lo que
constituye una especie de "búsqueda desesperada" de dólares que
disuelva la posibilidad de un abrupto salto cambiario.
Dólares: golpeando las puertas del FMI
Sergio Massa en
persona planteó la gravedad del escenario ante Kristalina Georgieva, hace pocas
semanas en la India. Le presentó todos los números del costo que a la Argentina
le significó la guerra Rusia-Ucrania.
Pero, sobre todo, el devastador efecto de la sequía
histórica que sufre la Argentina y que impacta en la economía. A tal punto que los u$s20.000
millones que dejarán de ingresar al país por exportaciones serán
imposibles de compensar.
Un funcionario clave del gabinete económico dijo a
iProfesional que "es muy difícil" que el FMI acceda a otorgar un
refuerzo de liquidez, que vaya más allá de lo acordado. "Igual, no
quisiera descartarlo", dice la fuente, como
para dejar una pequeña hendija a la vista.
Para dar alguna
señal de que la crisis cambiaria no está a la vuelta de la esquina, Economía y
el Banco Central divulgaron ayer temprano el ingreso de divisas por parte de
dos bancos regionales.
El Banco
Centroamericano de Integración Económica (BCIE) desembolsó u$s395 millones
Previamente la CAF
(Corporación Andina de Fomento) envió otros u$s285,4 millones, que servirán
para financiar la reversión del gasoducto del Norte.
En total
fueron u$s680 millones que ingresaron directamente a las reservas del
BCRA.
A ese monto hay que
añadirle una activación de otro tramo del swap de China, por el equivalente a
u$s1.000 millones.
"Hace algunas semanas, se anunció que 5.000 millones
iban a ser de libre disponibilidad. Así que no alteran el nivel de reservas
internacionales sino que dan liquidez para intervenciones en el mercado cambiario", aclaró un vocero del Banco Central.
"Para las
empresas que comercialicen con China en monedas locales, es decir que paguen en
yuanes, se evalúa la posibilidad de cambiar los plazos de pagos", agregó
la misma fuente.
Un nuevo escenario económico
El escenario
económico cambió. En la previa al inicio de la campaña electoral, no es el
mismo que hasta el de hace algunas semanas, cuando ya se computaban los efectos
de la sequía, pero no con los daños que está provocando.
Lo dicho más
arriba: el FMI no está dispuesto a ofrecer ningún dólar adicional que
ayude a la Argentina a paliar semejante sofocón. Al menos, por el momento.
El agravamiento de
la sequía no estaba en los papeles. Se está dando el peor de los escenarios. La
consultora Eco Go distribuyó un informe entre clientes en el cual sugiere que
el PIB podría caer hasta un 5,2% este año. Una destrucción impensada por los
propios economistas independientes.
Todavía no están
los cálculos finales de la pérdida de la cosecha gruesa. Al impacto que genera
la abrupta caída de exportaciones hay que sumarle el daño que le provocará a la
economía el mayor bloqueo de las importaciones.
En esa caída hay
que tener en cuenta la pérdida de poder adquisitivo de la población, en medio
de la aceleración inflacionaria. En ese contexto tan difícil habría que contar
un aumento de la tasa de la pobreza y también del desempleo, dos
cuestiones con notable impacto social y político.
La situación luce
dramática. No sólo por lo que podría ser una circunstancial caída de las
exportaciones por una pésima cosecha. El dramatismo viene a colación por la
falta de herramientas que dispone el Gobierno para enfrentar el shock
climatico.
Sin posibilidad de acceder a los mercados de crédito voluntario ni a un préstamo de parte de organismos o de otros países, que asegure fondos frescos, ni siquiera la oportunidad de apelar a una devaluación administrada. Nada de eso. Como otras tantas veces en la historia económica reciente, la Argentina viaja sin saber nada acerca del destino. |