El país pasó de un leve superávit comercial a un déficit, en lo que constituye el mayor crecimiento semestral de las compras externas desde 2010. Durante los primeros seis meses de 2025, las importaciones argentinas aumentaron un 53,0% en comparación con el mismo período del año anterior. Se trata del mayor incremento interanual registrado en un primer semestre desde 2010, lo que refleja un cambio significativo en la dinámica del comercio exterior. Este crecimiento de las compras externas revirtió el saldo positivo observado en igual período de 2024, cuando el país había registrado un superávit de US$107 millones. El resultado actual muestra un déficit en la balanza comercial, asociado al incremento sostenido en las importaciones. Impacto en la balanza y en las reservas El aumento de las importaciones implica una mayor salida de divisas, lo que incide directamente en la disponibilidad de reservas internacionales y en el margen de maniobra del Banco Central para intervenir en el mercado cambiario. La reversión del superávit al déficit comercial plantea desafíos adicionales para el sostenimiento del equilibrio macroeconómico. La magnitud del crecimiento sugiere una mayor demanda de bienes de capital, insumos intermedios o productos terminados, posiblemente esté vinculada a una recuperación parcial de la actividad económica o a decisiones de anticipación frente a eventuales cambios en el régimen cambiario. Factores a considerar El desempeño del sector externo continúa condicionado por variables internas y externas: la evolución del tipo de cambio, las condiciones financieras internacionales, la política comercial y la demanda global. En este marco, la expansión de las importaciones se presenta como un fenómeno relevante que puede reflejar tanto reactivación como vulnerabilidad estructural. Este dato constituye un indicador importante para la evaluación del comercio exterior y la gestión de las reservas internacionales. Perspectivas La evolución del comercio exterior en los próximos meses será clave para proyectar el comportamiento de la balanza de pagos. En ausencia de un aumento proporcional de las exportaciones, la tendencia importadora podría ejercer presión sobre las cuentas externas y requerir medidas correctivas en el corto plazo. La sostenibilidad del crecimiento importador dependerá de su vínculo con una recuperación productiva genuina, capaz de sostener un mayor nivel de actividad sin comprometer la estabilidad del sistema macroeconómico. El seguimiento de esta variable se vuelve central para la formulación de políticas públicas orientadas a preservar el equilibrio externo y fortalecer la capacidad de respuesta del Estado frente a un entorno económico cambiante.
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