Por Luis Beldi - El llamado de Donald Trump a Alberto Fernández, paralizó al
mercado. Por eso el viernes se vivió como un día de meditación, más que de
operaciones.
Por supuesto,
aparecieron índices que pueden sorprender, pero que no significan un cambio de
tendencia. En realidad, no significan nada. Hay que esperar que los inversores
procesen todos los datos internos que guardan enormes contradicciones y cambian
a diario.
En otras
circunstancias, que las reservas hayan aumentado USD 34 millones a 43.289
millones, hubiera asombrado. Pero la suba se debió, al cepo que impide el
normal desenvolvimiento del dólar, a la suba del oro y a la caída del dólar
ante las seis principales monedas del mundo, incluido el euro. Todos estos
activos integran las reservas del Banco Central.
Por su parte, el
riesgo país tuvo una irrelevante baja de 14 puntos debido más a la fuerte caída
de los bonos del Tesoro de Estados Unidos que a los precios de los bonos
locales. Los bonos norteamericanos, pasaron a rendir 2,19% un nivel que no
conocían desde el 5 de agosto pasado y esto puede funcionar como una aspiradora
para los dólares de mundo.
Los bonos locales
que pueden influir en la composición del riesgo país, que terminó en 2.275
puntos básicos, tuvieron leves alzas. El problema es que la venta de los
bonos largos con legislación neoyorquina, no existe porque no hay vendedores.
Los guardan porque tienen esperanzas de que no entrarán en el reperfilamiento,
mucho menos después del llamado telefónico de Trump anunciando que acompañará a la Argentina en la negociación con el FMI.
“En el idioma de Trump”, acompañar no es sinónimo de ayudar.
Los acreedores privados,
que esperan quitas de hasta 20% y plazos más largos, son tan o más importantes
que el FMI. Los próximos vencimientos de 2020 tienen que encontrar a la deuda
renegociada para que no caigan en default.
La negociación de
la deuda va a ser el primer gran paso y contradice, todo lo que se está
hablando sobre el plan de la próxima gestión. No hay plan económico, sin una
negociación previa con los acreedores, incluido el FMI, que quieren saber cómo
les pagará la Argentina un cambio en las condiciones de la deuda. Donde dice
“cómo”, debe leerse qué política económica seguirán. Y allí no puede obviarse
un recorte del gasto público.
Los acreedores
exigirán que haya superávit fiscal para poder cobrar. Si eso sucede, la
Argentina puede conseguir dólares en el exterior para afrontar los
vencimientos, además de asegurarse el desembolso de alrededor de USD 11.500
millones de dólares en tres tramos hasta fin de 2020 que tiene pendiente del
FMI. La realidad contradice los discursos de campaña.
Mientras tanto, los
depósitos siguen un camino que no es positivo. El 29 de octubre las
colocaciones en dólares bajaron USD 247 millones y los depósitos a plazo fijo
perdieron contra el promedio de setiembre $ 63 mil millones. Los únicos que
aumentaron fueron las colocaciones indexadas por el CER que subieron $ 880
millones ( 6%) a $ 14.878 millones. La razón de este movimiento hay que
buscarla en que se espera que la inflación sea elevada por un largo tiempo.
La Bolsa, por
supuesto, es un semillero de oportunidades. Con menos negocios de los
habituales, aunque siguen elevados, el S&P Merval subió 2,14% y hay buen
humor en los inversores. Por caso, Aluar, que pagó dividendos, aumentó más de
10% que hay que sumarle al casi 40% que creció en octubre.
Un dato que no pasó
inadvertido fue la caída de $ 1,50 a $ 67,50 del “dólar libre”. Al ser tan bajo
el cupo mensual de USD 200 dólares, algunos aprovechan para revenderlo en la
plaza marginal y ganar casi $ 4 por dólar. Otros, directamente los mantienen en
sus cuentas como un ahorro marginal.
Esta semana será
guiada por señales que no todos interpretan de la misma manera. Lo que está
claro es que todavía no hay plan económico y sí, rumores.
El mercado se
maneja por pura percepción. Saben que gran parte de lo que se diga hasta el 11
de diciembre, no tiene ninguna certeza.
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