Por Martín
Kanenguiser - Un grupo importante de fondos internacionales de
inversión comenzó a posicionarse para comprar bonos de la deuda de la
Argentina al considerar que ya alcanzaron su “piso” y con la esperanza de
que la propuesta de reestructuración que lance el nuevo gobierno les permitirá
obtener ganancias interesantes.
Así lo confirmaron
a Infobae tres calificadas fuentes del sistema financiero, que
precisaron que se trata de fondos de cobertura (hedge funds) y no de los
más tradicionales (denominados de “real money”).
“Estuve recibiendo
en los últimos días órdenes de compra de bonos argentinos por parte de
inversores que creen que este es el mejor momento para entrar, dado que los
valores están suficientemente bajos como para rebotar cuando se sepa lo que
propone el nuevo gobierno”, indicó un importante trader desde
Nueva York.
El ejecutivo afirmó
que “hay poca oferta” y explicó que “los inversores creen que los valores
actuales, cercanos a los 40 centavos, pueden llegar a 70 u 80 centavos una vez
que se conozca la propuesta de reestructuración”.
“El razonamiento de
los fondos es: si ya tienen bonos argentinos, prefieren no salir aunque hayan
perdido en estos últimos tres meses porque el año ya está jugado y, además,
porque han podido compensar las pérdidas generadas por la Argentina con otros
mercados emergentes”, detalló. Por lo tanto: muchos inversores que tienen bonos
no han salido y otros, los mencionados hedge funds, se posicionaron
para empezar a comprar títulos soberanos.
También empezaron a
comprar los denominados “fondos buitre” como Elliott y Aurelius, según
esta fuente. Se trata de fondos más interesados en litigar que en obtener
ganancias de corto plazo. “Aunque se postergue un año el pago del bono, no hay
tasa de interés que hoy rinda lo que rinde la Argentina”, indicó.
Este escenario se
sostiene bajo la hipótesis de que la quita que ofrecerá el nuevo gobierno
rondará entre el 20 y 30%. “Si esa cifra cambia y superar el 40 o 50%, el
escenario será otro”, aclaró.
Desde Buenos Aires,
otras dos fuentes confirmaron el mismo cuadro de situación. La Argentina
se está volviendo una historia interesante y los hedge funds están
esperando subas cuando se conozca el nuevo gabinete y sus respectivos planes.
“Los precios actuales resultan atractivos”, indicó. Otro ejecutivo, con amplia
experiencia en el manejo de deuda, fue más prudente: “Están observando más que
comprando; siguen las dudas sobre qué va a pasar después del 10 de diciembre”,
explicó.
En este sentido, no
ayudan los rumores contradictorios en torno de los posibles negociadores de la
deuda, que un día dan por seguro al tándem Guillermo Nielsen-Adrián
Cosentino y al día siguiente afirman que ya no son candidatos.
Tampoco termina de
quedar claro para el mercado qué rol podría cumplir el economista de la
Universidad de Columbia Martín Guzmán, discípulo de Joseph Stiglitz y que goza
de la simpatía tanto de Alberto Fernández como de Cristina Kirchner.
Quienes lo conocen
afirman que Guzmán estaría dispuesto a dejar su confortable oficina en Columbia
para mudarse a Buenos Aires por un tiempo, como ocurrió en la gestión de
Nicolás Dujovne con Sebastián Galiani, de la Universidad de Maryland.
Equidistante de los
rumores, la directora de la consultora EcoGO, Marina Dal Poggetto, afirmó que “la
renegociación de la deuda debe ser rápida y amigable, e igualitaria entre los
bonos con ley local y extranjera”, para evitar el caótico panorama judicial que
tuvo que enfrentar el país desde 2005 hasta 2017.
En su último informe,
EcoGO indicó que “el problema de deuda de la Argentina no está asociado a los
niveles ni a los flujos, sino a su prontuario”, por la gran cantidad de años
que permaneció en default en las últimas décadas.
“Los niveles y
perfiles de la deuda son significativamente mejores a los que tenía la economía
a fines de los 90 y, dadas las condiciones objetivas del mercado global con
paridades de los bonos en torno del 40%, dan margen para una salida amigable
que permita descomprimir los vencimientos de corto plazo”, se detalló.
El cronograma de
pagos muestra una altísima carga de vencimientos de los títulos en pesos en el
primer semestre del 2020 y obliga al nuevo gobierno a acelerar un acuerdo
con los acreedores institucionales con bonos que posterguen su cobro por unos
180 días al menos. “Si es a cambio de una buena tasa de interés, no habrá
mayores problemas en aceptar un canje en el caso de las compañías de seguro”,
indicó una fuente al tanto de las conversaciones.
En suma, habrá que
ver si, dado el panorama de los últimos días, la codicia finalmente venció al
pánico o si se trata apenas de una tregua pasajera.
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