Por Leandro
Gabin - El arribo de la misión técnica del Fondo Monetario
Internacional (FMI) servirá para terminar
de pulir la oferta por la deuda que presentará en breve Martín Guzmán. El guiño
del organismo a la propuesta argentina será clave para que los acreedores
acepten la reestructuración.
De hecho, habrá un indicio de esas condiciones cuando el
ministro de Economía, este miércoles, exponga los lineamientos del Análisis de
Sostenibilidad de la deuda en el Congreso.
De ahí saldría el sendero
fiscal que el Gobierno promete mantener, algo que fue charlado con el Fondo
durante las reuniones informales de la semana pasada.
Se cree que Guzmán buscará extender el programa Stand-by con el FMI y no tener que
solicitar el de Facilidades Extendidas, siempre más restrictivo y con las
"reformas estructurales" a cuesta.
La visión del equipo económico sería la de estirar el período de gracia al
Fondo para no tener que poner un sólo dólar en los próximos años. Para eso, y
más allá de que el organismo pueda tener buena predisposición, el Gobierno algo
tendrá que prometer.
"El presidente Alberto Fernández concluyó su gira por
Europa, donde buscó reunir el apoyo de Alemania, Francia, España y otros países
para la estrategia económica de Argentina, que incluye un nuevo perfil de la
deuda pendiente del país con el FMI. Argentina
necesita el apoyo de más del 85% de los miembros del directorio para volver a
reperfilar la deuda. Esto, a su vez, requiere un apoyo casi
unánime de los grandes prestamistas europeos", afirma Ashmore Group, un
fondo londinense.
Por eso, el apoyo del Tesoro
de Estados Unidos -país que tiene el 16% de los votos en el directorio del
organismo- es crucial en la estrategia oficial.
Para definir en simultáneo un
acuerdo con el Fondo y la oferta a los bonistas es que llegará a Buenos Aires
Luis Cubeddu, nuevo jefe de la misión quien reemplaza al italiano Roberto
Cardarelli. También estará Julie Kozack, directora Adjunta del departamento del
Hemisferio Occidental.
La comitiva del organismo, que también se reunirá con
el Banco Central y otras dependencias del Estado, pondrá especial énfasis, tal
como dijo Guzmán, en que el arreglo que se lleve adelante con los bonistas
privados haga que la deuda sea pagable hacia adelante. Obviamente
que el Fondo no acepta quitas a sus acreencias, como insinuó Cristina Kirchner
desde Cuba, pero sí estaría dispuesto a reprogramar los vencimientos.
Para que la deuda sea "pagable" en el futuro como
pide el Fondo y desea Guzmán, que siempre criticó en sus papers esas
inconsistencias, es que en el mercado hacen
distintos escenarios de la quita que podrían recibir.
Tanto inversores locales como
del exterior saben que los tenedores de bonos serán los que tengan que aceptar
algún nivel de poda. La pregunta es cuánto.
Allaria Ledesma, la sociedad de bolsa que más opera
en la Argentina, espera una propuesta que implique una quita de la deuda en
valor presente en torno a 35% utilizando una tasa de
descuento de 10% (9% para ley extranjera) y que sea aceptada por la mayoría de
los tenedores.
"Esto no implica que el mercado de deuda
internacional vuelva a estar disponible para el país en forma inmediata. Para
eso, el Gobierno deberá mostrar que puede volver a encauzar la economía en una
senda de recuperación", señala.
Desde Nueva York, Jorge Piedrahita, CEO de Gear Capital, dice que la quita será
una combinación de varios factores entre el capital, los intereses y el plazo.
"Guzmán va a tener que sopesar entre una
reestructuración rápida y otra que solucione más de fondo el tema de la deuda",
dice. Para Piedrahita, el FMI va a ver el
comportamiento fiscal de la Argentina para medir de cuánto debería ser la quita
a los bonistas.
"Creo que la quita debería ser del 50%, los precios
de los bonos indican que el mercado cree que
podría ser así. El tema es que si hacés un quita baja del 25% tenés problemas
con la deuda más adelante. Porque la gente va a pensar que vas a tener que
reestructurarla en algún momento", afirmó el CEO de Gear Capital.
"No va a ser un proceso
fácil, tenés que ir por algo un poco más duro contra el mercado. No quiere decir
que Argentina tenga que ser intransigente como en el canje del 2005, pero que
sea una reestructuración que tenga sentido", añadió.
El cronograma que tiene Economía es ambicioso y apunta a
tener resuelto todo a finales de marzo. Por eso, Guzmán necesita que el Fondo
se pronuncie a favor de la Argentina lo antes posible y, si es posible, en
simultáneo con el lanzamiento de la oferta a los acreedores.
Por lo pronto, desde el
organismo se han venido manifestando con "optimismo" en
relación a las negociaciones con Economía. La semana pasada Guzmán se reunió
con Kristalina Georgieva en el Vaticano y se avanzó en el temario.
"Continuamos con las
conversaciones ya iniciadas con el organismo, en un marco de creciente
entendimiento mutuo. Intercambiamos opiniones sobre el programa económico en
marcha, distinguiendo entre medidas para lidiar con la situación actual de
emergencia económica y aquellas para solucionar problemas estructurales de la
economía. También discutimos las políticas en curso para resolver la crisis de deuda
soberana de forma sostenible", dijo Guzmán la semana pasada.
"Como dije en previas
ocasiones, somos conscientes de la difícil situación socioeconómica que
enfrenta la Argentina y su población. Y compartimos plenamente el objetivo del
presidente Fernández de estabilizar la economía, proteger a los más vulnerables
de la sociedad y garantizar un crecimiento más sostenible e inclusivo. En este
sentido, las medidas adoptadas hasta el momento van en la dirección de restaurar
la estabilidad macroeconómica y proteger a los pobres", afirmó Georgieva en
una declaración posterior dada a conocer por el FMI.
Así, mientras "se tiran flores" de un lado y del otro, se cree que
alcanzar un acuerdo con el organismo que sirva como paraguas para la oferta a
los bonistas es más factible.
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