Por José Luis Brea - Adiferencia de otras entidades empresarias,
la Cámara de Comercio de Estados Unidos en el país (Amcham) no se pronunció
públicamente sobre la negociación de la deuda . No obstante, de cara a
la semana clave en ese proceso, su CEO, Alejandro Díaz, se
refirió al tema en términos similares a sus colegas. "Todos quieren lo mismo: evitar el default; en el cómo es
donde empiezan las diferencias ", opinó en diálogo con LA NACION, y estimó que hay un gran incentivo a llegar
a un acuerdo. Además, habló sobre la flexibilización de la cuarentena y reveló que, pese al
discurso del Gobierno en contra de las "presiones económicas", la
receptividad ante los pedidos de las empresas es "muy buena".
-El
ministro de Economía dijo que hay mucho lobby empresario para evitar el
default, pero sin decir a qué costo, ¿qué piensa?
-Para el Gobierno es importante el apoyo del sector empresarial a la
renegociación de la deuda. Todos quieren lo mismo: evitar el default; en el
cómo es donde comienzan las diferencias. La Argentina tiene que ser sustentable
en lo que renegocia, y para ser sustentable tiene que poner condiciones que
obviamente no son las que esperan los fondos de inversión con los que se está
negociando. Nosotros no hicimos ninguna comunicación respecto de la deuda. Se
expresaron otras cámaras empresarias, que han hablado de negociaciones
equitativas o de buena fe; de negociaciones posibles, y eso a veces tiene como
lectura, de parte del Gobierno, que se tiene que mejorar sustancialmente la
oferta en detrimento de los intereses del país. La lectura es que la negociación,
cuando es equitativa y considera los intereses de los tenedores de bonos, se
aleja de los intereses y las necesidades de la Argentina y eso a veces molesta.
Por eso pretenden un endorsement ,
un respaldo, sin condicionamiento alguno. Esa es mi lectura.
-Guzmán
ha dicho: "El sector privado está recibiendo ayuda sustancial del Estado,
que se tenga en cuenta eso al hablar del default". En otras palabras, si
te ayudo, apoyame.
-Eso está muy cercano a la extorsión, si lo ves de esa manera. Si uno ve
el mundo, hay billones de dólares y euros destinados a solventar la situación
de las empresas. Hay 250 ayudas concretas a empresas para poder subsistir en
sectores que están inoperables en el mundo, no solo en la Argentina. La
Argentina tiene que hacerlo, no tiene que pedir permiso ni esperar que se lo
agradezcan, para dejar a las empresas preparadas para el día después. Por otro
lado, hay que entender que en este caso las contrapartes de las negociaciones
son operadores de inversiones regulares, no son "buitres", como les
decían en 2011-2015, que compran el bono a 10 centavos y luego van a la Corte.
Los fondos que están participando de esta negociación son los que a futuro van
a ofrecerle al país la posibilidad de comprar nuevos bonos. No es una cuestión
de one shot . De que cierro acá la negociación y a
estos actores no los quiero ver nunca más. Eso debería ser un gran incentivo
para el Gobierno. Son actores que vas a tener que seguir considerando para
situaciones que no sean de renegociación de deuda, sino para tratar de capturar
crédito internacional, nos guste o no nos guste.
-¿Qué
pedidos hicieron al Gobierno para restablecer la actividad en la cuarentena?
-Hemos conseguido plantear la reparación domiciliaria de artículos
eléctricos, por ejemplo; la apertura de plantas petroquímicas que estaban con
algunas dificultades en la cadena de abastecimiento; las gomerías y la
comercialización de neumáticos, y hemos gestionado la apertura de los centros
de pago (Rapipago o Pago Fácil), entre otros. En general hemos hecho propuestas
en sectores críticos como la salud, energía, gastronomía, hotelería, turismo y
transporte. Nuestro rol es colaborativo, somos de proponer alternativas. Y en
general hay una muy buena receptividad del otro lado.
-Pero
en el oficialismo se escuchan voces que dicen que no hay que apresurarse en la
vuelta a la actividad y se habla de resistir las presiones para reactivar la
economía, ¿No notan eso?
-No. En el uno a uno, no. No te olvides que la retórica es un factor
político muy determinante que veces no tiene nada que ver con lo que luego [los
funcionarios] charlan con nosotros. Entre 2011 y 2015, si bien hoy la situación
es muy distinta, todo lo que era americano era el gran enemigo, era Braden o
Perón, para volver al '50, y sin embargo podíamos operar con la Aduana, con la
AFIP, Producción, con Comercio Interior. Ahora estamos mucho más operativos:
una porque estuvimos 10 años trabajando con los dos gobiernos tratando de
evitar discusiones ideológicas, yendo al problema y a la solución. Lo segundo
es que hoy se necesita más la inversión, más allá de lo que digan algunos
sectores del Gobierno. Y tercero, no queremos complicar lo más importante, que
es la salud de las personas. En las empresas en las que hemos conseguido la
reactivación no hubo casos de coronavirus.
El
diputado Máximo Kirchner se quejó la semana pasada de las presiones económicas
y criticó a uno de los socios de ustedes, Mondelez. ¿Le preocupan este tipo de
"escraches"?
-A mí no. Me preocupa más cuando aplican medidas de manera muy discrecional
o al menos muy focalizada. Por ejemplo, salieron ahora con una resolución sobre
seis empresas denunciadas por la entrega demorada del delivery y mencionaron
básicamente a cuatro retailers , de
los que uno solo de ellos es socio nuestro. El del delivery es un problema que
se manifiesta en probablemente no menos de 5000, 6000 ítems que se pueden pedir
en Mercado Libre y no te pueden cumplir el plazo; sin embargo, atacaron de
manera resolutiva, con Defensa de la Competencia, a seis empresas. Eso sí que
me preocupa. Pero los comentarios forman parte de la política y eso ya lo
comprendimos, lo digerimos y lo administramos. También me preocupa que el
sector empresarial no demuestre claramente la construcción y la contribución
que hace a la sociedad. Esa es una deuda pendiente. Hay temor a manifestar todo
lo que se hace y no solo en cuanto a la generación de empleo.
-Y
además del otro lado denuncian que las empresas hacen presión.
-Influenciar no está mal. Uno gestiona intereses en función de su visión
y de sus compromisos asumidos, ese no es el problema. No debería ser mal
recibido. El problema es cuando la influencia se genera por canales espurios,
donde no se trata de convencer con razones concretas y efectivas, sino
simplemente por otros mecanismos que ya sabemos a dónde nos llevan y que están
absolutamente alejados de nuestra práctica.
-¿Recibieron
alguna consulta de Mondelez por la alusión de Máximo Kirchner?
-No. A nadie le agrada que un diputado de la Nación haga un comentario,
y no es lo mismo que lo diga Máximo Kirchner o un diputado de alguna provincia
chica. Pero entendemos de quién viene la cuestión también. Entendemos cuál es
su visión, que tienen que encontrar en algún momento un enemigo. Yo creo que en
Mondelez estudian la respuesta, más que estar molestos por el grado de
relevancia de quién lo dice. Las compañías nuestras tienen ya más de 50, 60
años en la Argentina y muchos de sus líderes han estado en otros momentos.
Hemos vivido situaciones mucho más complejas desde el punto de vista
comunicacional entre 2011 y 2015.
-¿Cómo
es el acceso de las empresas al mercado cambiario? ¿Esto puede terminar con un
freno al giro de utilidades al exterior?
-No cambió demasiado desde agosto del año pasado. Hay algunas
restricciones para que las empresas no fueran o fueran más en cuentagotas a
buscar el contado con liquidación o el MEP. Pero mayoritariamente no las
afecta. El pago de deudas con el exterior se mantiene más o menos como el año
pasado, hay un tema normativo que estableció el Banco Central, informativo, que
cuando vos cancelás más de 500.000 dólares tenés que avisar, comunicarlo. Pero
esas situaciones no cambiaron, con lo cual no hay una alarma sobre un posible
cambio de condiciones. En las charlas que hemos tenido con el ministro [Matías]
Kulfas nos han dicho que el pago de dividendos y cancelaciones al exterior de
deudas inter company no se ven afectados. Esperemos que
sea así.
-¿A
nivel costos afecta el dólar informal a 138 pesos?
-No, es más especulativo para la cadena de pagos que una cuestión que
afecte la ecuación de nuestras importaciones. Afecta especialmente a aquellas
empresas que no pueden acceder al dólar oficial para importaciones y
exportaciones y la única posibilidad que tienen es a través de los mecanismos
alternativos. Ahora, si esto continúa y el gap dura un año
al 100%, en algún momento te va a pegar porque va a pegar en la cadena
comercializadora.
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