Rafael Mathus Ruiz y Francisco Jueguen - Dos grupos de acreedores de la
Argentina enviaron una nueva oferta –la primera conjunta entre dos
agrupaciones– que propone un alivio de más de US$36.000 millones en los pagos
de la deuda durante los próximos nueve años y apunta a conseguir un quiebre en
las negociaciones entre los bonistas y el Gobierno para avanzar hacia un acuerdo.
La
propuesta fue enviada por el Grupo Ad Hoc, que integran BlackRock, Ashmore,
Fidelity y otros grandes fondos, y el Grupo de Bonistas del Canje, que lideran
Monarch, HBK Capital Management, Cyrus Capital y VR, entre otros inversores. La
oferta fue diseñada “de buena fe” y es más favorable para el país que las
anteriores presentadas por ambos grupos.
“La
propuesta conjunta cuenta con el respaldo de los grupos de acreedores más
grandes de la Argentina y se encuentra en términos más favorables para la
Argentina que las propuestas anteriores”, remarcó un comunicado del Grupo Ad
Hoc, sin brindar más detalles.
“El
Grupo Ad Hoc alienta al gobierno argentino a aprovechar esta oportunidad.
Estamos seguros de que la propuesta conjunta proporciona la base para una
solución de colaboración que servirá tanto al interés del pueblo argentino como
a ayudar a restaurar la confianza de la comunidad financiera internacional”,
cierra el comunicado.
La
iniciativa de los bonistas llega cuando faltan apenas cuatro días para que
venza un nuevo deadline para el cierre de las negociaciones.
El
ministro de Economía, Martín Guzmán, señaló que la propuesta implica “un
acercamiento importante” con esos grupos de bonistas, aunque aclaró que aún
resta un “camino importante por recorrer” para alcanzar un acuerdo.
“El
grupo de acreedores llamado Ad Hoc se movió en la dirección correcta con
respecto a su oferta previa, pero el movimiento fue corto, insuficiente para
las necesidades del país”, expresó el ministro. “Esperamos seguir trabajando
con los acreedores que componen ese grupo. Hay otros acreedores con quienes
hemos recorrido un camino que nos acerca más, pero aún es temprano para hablar
de ello”, dijo.
La
segunda prórroga de la negociación, luego del default selectivo o soft default
–como lo llama el Gobierno– en el que cayó el país el viernes pasado, puso como
nuevo límite el próximo martes.
Pese a
que en el Ministerio de Economía aseguran que se sigue negociando de buena fe y
que las posiciones se siguen acercando, dos fuentes cercanas a la cartera
habían indicado a la nacion que aún no se había logrado cerrar la brecha entre
lo que el Gobierno considera sustentable para el país y lo que desean obtener
los bonistas.
Anoche,
el equipo de Guzmán confirmó mediante un comunicado que había presentado una
nueva propuesta a los bonistas, que no es una enmienda aún a la oferta
original, y que prevé un año menos de período de gracia (se empiezan a pagar
desde 2022 algunos cupones), menos recorte de capital y cambios en los pagos
anuales, papeles más cortos, y tasas de interés escalonadas que nunca superan
el 5% (similares a la original).
En
Economía indicaron que la negociación es complicada por los diferentes
intereses que muestran los actores involucrados, según la composición de cada
cartera.
“Uno es
el de llegar a un entendimiento con todo el conjunto de acreedores. Y otro es
el de conciliar las posiciones de los distintos acreedores, que son bien
diversas, pues todos tienen distintas tenencias de instrumentos, y por lo tanto
tienen distintas preferencias y visiones”, dijo Guzmán.
“Como
en toda reestructuración, la coordinación entre acreedores siempre es una
cuestión central”, agregó el ministro.
El
propio funcionario había acercado ese mismo diagnóstico a los principales
empresarios del país en un encuentro virtual vía Zoom que mantuvo anteayer.
Señaló que todavía faltaba sortear distancias entre las partes. “Si las
diferencias no son grandes hay que acelerar el acuerdo de la deuda sin dar más
vueltas”, le dijeron los hombres de negocios.
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