Por Jorge Herrera - El año pasado el BCRA perdió u$s5.439 millones de reservas. Empezó el año con u$s44.848 millones (había heredado de la gestión anterior u$s43.785 millones) y terminó con u$s39.410 millones. Se trata, excluyendo la debacle de 2019 cuando se perdieron u$s20.938 millones, de la peor pérdida de reservas desde 2015 cuando se fueron u$s5.844 millones. Así y todo, en 2020 la pérdida representó el 12% del stock total mientras que en 2015 implicó la caída del 19% de las reservas totales. Vale señalar que la diáspora de 2019 significó la pérdida del 32% de las reservas para dimensionar lo ocurrido el año pasado. Claro que a diferencia de 2019, donde las ventas netas de reservas solo representaron el 15% de la pérdida total, en 2020 y 2015 fueron determinantes ya que explicaron el 77% y 138% de la pérdida de reservas totales respectivamente. Es decir que si bien el año pasado se perdieron menos reservas respecto de 2019 las ventas netas fueron determinantes, al totalizar u$s4.169 millones (en 2019 fueron u$s3.182 millones y en 2015 u$s8.074 millones). Cabe recordar que en 2018 el BCRA vendió u$s15.968 millones y gracias al préstamo del FMI cerró el año con aumento de reservas (dicho año la ayuda del FMI solventó las ventas de reservas y el pago de deuda). De modo que el balance del 2020 volvió a mostrar un BCRA vendedor neto de reservas, que gracias a que en diciembre pasado logró revertir cinco meses consecutivos de ventas con un total de compras netas de u$s608 millones pudo maquillar la sangría anual. Por lo tanto al analizar los factores que explican la variación de las reservas internacionales se tiene que en 2020 todos fueron negativos, salvo los encajes de los depósitos en dólares (argendólares) que sumaron en el año u$s1.974 millones y otras operaciones del sector público (colocaciones de deuda del Tesoro) que aportaron u$s639 millones. El resto implicaron pérdida de reservas además de las ventas netas de u$s4.169 millones: el pago a Organismos Internacionales explica salidas por u$s2.553 millones y Otras Operaciones (que incluyen los pases pasivos en dólares con el exterior y swaps) la pérdida de u$s1.330 millones. No hay duda que en el actual contexto y de cara a las negociaciones con el FMI resulta determinante que el BCRA se torne nuevamente en un comprador neto de divisas, ya que el nivel de las reservas constituirá una de las metas y objetivos clave para un programa con el organismo. Con relación al cierre de 2020 vale destacar un dato no menor y es que la liquidez bancaria se mantuvo en niveles elevados tanto en pesos como en dólares. En moneda local finalizó el año en 62,1% de los depósitos (en diciembre este ratio registró un aumento de 0,9 puntos porcentuales, luego de tres meses de presentar ligeras disminuciones). En cuanto a los componentes se verificó un aumento de los pases pasivos con el BCRA, que en términos de los depósitos registraron una suba de 2,4 puntos, más que compensando la caída en la participación de las Leliq (1,2 puntos) y de los encajes de los bancos en el BCRA (0,7 puntos). Por su parte, el cociente entre el efectivo en bancos y los depósitos alcanzó a 4,1%, lo que implica un aumento de 0,2 puntos, favorecido por el incremento estacional del efectivo hacia el final del año. Y como consecuencia de la licitación que tuvo lugar a fines de noviembre y que impactó de manera plena en diciembre, se produjo un aumento de las tenencias de los Bonos del Tesoro (BOTES) para integración de efectivo mínimo, lo que incrementó su participación en 0,1 puntos de los depósitos. Por su parte, la liquidez bancaria en moneda extranjera registró un ligero incremento al promediar un 78,2% de los depósitos en diciembre (un año atrás era del 57,9%). En término de los componentes, se observó un aumento del efectivo en bancos, en detrimento de los encajes en el BCRA (que integran las reservas). De modo que los temores de los ahorristas han sido infundados ya que los bancos tienen suficiente liquidez para afrontar casi el 80% del stock de argendólares. Quizás los miedos están vinculados a la política, pero eso es harina de otro costal. |